Colombia: la oscuridad de sus candidatos

Sin duda las políticas mas usadas en la actualidad suelen acompañar de miedo y odio; esta es la característica principal de gobernantes como el ex-presidente Uribe y el candidato Vargas Lleras. El primero es reconocido por su facilidad para difamar a sus contrincantes políticos, generando odio entre las personas mas humildes del país y responsabilizando a sus adversarios de sus propios errores. Un claro ejemplo es su amor por la guerra, proclama un discurso de “justicia” para el proceso de paz, pero su objetivo es la continuidad del conflicto para poder perpetuarse en el poder a través del miedo que puede generar con esto en la sociedad; luego viene la verdadera justicia, la cual se buscaba con la JEP (justicia especial para la paz) acordada en los diálogos de la habana, pero fue simplemente destrozada por su bancada en el congreso y la corrupta corte suprema de justicia, al establecer que las FARC deberían ir de forma obligatoria ante la JEP para entrar a la vida política, pero los demás actores del conflicto solo podrían hacerlo de forma “voluntaria”, muchos de estos son políticos, grandes empresarios y demás personas adineradas que a través de los años financiaron el genocidio del pueblo. Continuo con el candidato Vargas Lleras, quien es descendiente de la oligarquía mas corrupta del país; actualmente pretende lanzar su candidatura por firmas para evitar ser relacionado con su partido político “cambio radical”, pero a su vez, este partido recoge sus firmas a través de cuestionables métodos; cabe recordar que esta asociación es afamada por el gran número de representantes implicados en corrupción y nexos con paramilitarismo. Este sujeto, gracias a su partido político a conseguido posesionar en los cargos mas altos del estado, como procuraduria, contraloría, cortes y senado a simpatizantes de sus objetivos y a convertido el estado en su policía política personal, lo cual lo convierte en un gran riesgo para la democracia y futuro de Colombia. Un claro ejemplo de una victima de la dictadura oligarca que rige en el país es Gustavo Petro, quien es el rival político con mayores opciones de ganar la presidencia y a quien han tratado de darle muerte política durante años, por medio de procesos falsos y procedimientos por fuera de la ley ejercidos por funcionarios sin la autoridad ni juicio para el caso. Podemos concluir entonces que el futuro de Colombia depende de dos cosas: la capacidad para analizar y afrontar la realidad para votar por un verdadero cambio, o el masoquismo hereditario con el que se eligen las élites que mantienen al país en su crisis y sus políticas de exterminio de los pobres.

Jair Agudelo