VALLEJO, CALLEJO, AMOREJO
Y no fue posible asir tu imagen a las rocas
Tampoco fue posible delimitar las fronteras de tu luz
La palabra de tu verso se escapó de las tramposas carceleras
Y fue libre y sabia como una vieja idea sin reparos
Alcanzó tu poesía el cenit de la nostalgia y de la rabia
Penetró, profunda, hasta el lago inmenso de los sueños
Y se impregnó de risas infantiles que negaban las torturas
Los aceros afilados de las maliciosas intenciones humanas
Penetraron tu carne sin herirla de muerte
Y le dieron a tu vida, más vida y sufrimiento, más horas y esperanzas
Que se bañaban contigo en el mar, en la lluvia, en los luceros.
El desengaño amoroso y la muerte de tus cercanos ángeles
Blindaron tu corazón contra el destierro de las risas y los abrazos
Y llenaron tu pluma de múltiples pasiones,
Que brotaron felices, tranquilas, de tus trazos
Y soñaste fugas momentáneas, fugas eternas
Y pediste espacio para dejar de vivir y de soñar
Pero las manos invisibles y oportunas de la vida
Te sujetaron fuerte y te insuflaron de honda ternura
Y no moriste ni de amor, ni de rabia, ni de hastío
Aunque tus versos llevaran un poco de ti, en cada rima
Y pensabas que así, de a poquito, gastarías tu existencia
Pero, al contario, cobró tanta vida, que se hizo eterna.
Por eso fue imposible asir tu imagen a una roca
Porque estas difuminado en cada espacio de esta tierra
Y los valles son vallejos, las calles: callejos, los amores: amorejos
Y no hay forma de imaginarte de otra forma, sino vivejo…
Ninfa Monasterios Guevara
23-11-11