Dos poemas sobre Ciudad Gótica
El caballero de la noche
Un sentido del deber rebosa sus ojos…
Su mirada aterroriza a la injusticia
y da esperanza a la bondad.
Merodea en las sombras tras el ocaso.
Vigilante, atento y sagaz. Moviéndose ágilmente
entre calles y hogares sumidos en el caos.
Una ciudad hambrienta de paz y prosperidad.
Los tontos tiemblan ante el frio de su presencia.
Tontos egoístas, abusadores y criminales.
No es amable con ellos… por eso le temen.
No es un héroe… es más que eso.
Es la consecuencia justa de su horror.
Corruptos… infames… abyectos…
Cada una de sus acciones tiene un castigo escrito.
Él es la noche… Si la noche puede verte, él lo hace.
Siempre lo hace, siempre vigila.
Es un ser nocturno, pero su presencia es perpetua…
Si entras al pozo eres su presa… Si caes en el mal, él lo sabe.
Siempre lo sabe… ¡Siempre te busca! Ya te ha juzgado.
Es más que la noche; es su caballero omnipresente.
La risa
Me hace gracia la forma en la que viven.
Ignorando su egoísmo, evadiendo su deber...
Solo hace falta un mal día para enseñarles la verdad.
Sobreviven en su propio basurero
Incapaces de ver como se hacen daño.
Solo hace falta un mal día para enloquecer.
Ya estoy loco, y sufro fingiendo ser normal
porque su normalidad es repugnante.
Solo hace falta quien se los muestre.
Perdonen mi risa, no puedo controlarla,
esto es una comedia disfrazada de drama.
Solo falta alguien para escribir el chiste…
Solo hay que darle un final merecido
y yo seré el último en reír… ¿No es hilarante?