¿DUERME USTED SEÑOR PRESIDENTE? De las palabras de Ovalles Caupolican…

in #poema6 years ago

Cada individuo es único pero igual a la hora de ser hijo, padre, tío, primo, sobrino, de ser trabajador, de ser ladrón, de ser estudiante, de ser profesor… somos iguales en los que hacemos, algunas veces en lo que pensamos y otras veces en lo que creemos.. Todos somos humanos sin embargo nos convierten en masas, en uno más de la cifra de tantos, que al morir solo vivimos en el recuerdo de unos pocos y luego simplemente nuestra existencia es una huella en la arena tan fácil de borrar con el pasar de una ligera brisa.

De las palabras de Capupolican Ovalles comprendo que solo unos pocos de millones son recordados ya sea porque son malos o porque son buenos, porque son famosos, porque son especiales, porque son poderosos o simple y llanamente porque son y han sido reyes o presidentes. ¿Y nosotros que somos? Una huella en la arena.

¿Duerme usted, señor presidente?
EL PRESIDENTE
El presidente vive gozando en su palacio,
Come más que todos los nacionales juntos
y engorda menos
por ser elegante y traidor.
Sus muelas están en perfectas condiciones;
no obstante, una ulcera
Le come la parte bondadosa del corazón
Y por eso sonríe cuando duerme.
Como es elegido por voluntad de todos
los mayoritarios dueños de inmensas riquezas
Es un perro que manda,
Es un perro que obedece a sus amos,
Es un perro que menea la cola,
Es un perro que besa las botas
y ruñe los huesos
que retira cualquiera de cache.
Su barriga y su pensamiento
Es to que llaman wáter de urgencia.
Por su boca
Corren las aguas malas
De todas las ciudades.
Con sus manos destripa virgos
Y como vieja puta
Es débil
y orgullos de sus coqueterías.
Se cree el mas joven
y es un asesino de cuidado.
Nadie podría decir
cual es su gesto de hombre amado,
porque todos escupen su signo
le dicen cuando pasa:
“ahí va la mierda mas coqueta”
Cuando se paga la luz,
El teléfono, el gas y el agua,
Como un recién nacido,
Entre cuidados y muelles colchones,
La vieja zorra duerme.
Nada le hace despertar.
EL PRESIDENTE vive
gozando en su palacio.

Muy triste, muy triste
Cuando llega EL PRESIDENTE dice:
“aduladme, que hoy estoy triste.
Buscad a ese guitarrista
que me compone los nervios.
Es que estoy muy triste”
El Mandarin se retira
A sus habitaciones interiores diciendo:
Muy triste, muy triste,
Y se agarra la oreja y dice:
Muy triste, muy triste
Y se agarra la barriga
y piensa en la tristeza.
Se pasa el pañuelo por la frente y dice:
“todos dicen que es mentira que los quiero”.
Cuando esta con su amigo El Yanqui,
Dentro de su gran gozo,
Se le rebrotan los labios,
Siente escalofrio de emoción,
Se le nubla la vista y se siente con deseos de amor,
Muy triste, muy triste.
Si en vez de dormir
bailara tango
con sus ministros
y sus jefes de amor
nosotros podríamos
oír
de noche en noche
su taconeo
de archiduque
o duquesa.
Podríamos reír
sólo de verle,
ridículo como es,
esperar los aplausos
de toda la gendarmería
frenética.
Claro que uno está cansado
y quiere un poco de diversión
monstruosa,
como ésta
de verle
con la tira en el cuello
colgada,
como un romano
o como una romana
ciega de absurdas creencias geniales.
Si en vez de prometer
el descubrimiento de la piedra
filosofal
que ha de producir pan
y billetes de veinte
se dedicara,
por lo soberbio que es,
a vender patatas podridas
o maíz rancio,
los indios de esta nación
le llamarían
Cacique Ojo de Perla.

Si en vez de llorar
te murieses un día de estos,
como una puerca elegante con sus grasas
importadas del Norte,
nosotros,
que estamos cansados
de tanta estúpida confesión,
pondríamos a bailar las piedras
y los árboles darían frutos manufacturados.

Con tu vieja y putrefacta osamenta,
alimento de ratas,
llenaremos un solo lugar de esta tierra
y la llamaremos
la Cueva Maldita
y será proscrita de ver
y de acercarse a ella
por temor a despertar tus histéricas
ternuras.

Te llaman
José el de los sueños,
el de las vacas sagradas,
el dueño de las vacas más flacas
y
Presidente de la “Sociedad Condal del Sueño”.
Tus amigos te llaman
Barbitúrico.

¿Hasta cuándo duerme usted, señor Presidente?

Si adora la vaca,
¡duerme!
Si al becerro adora,
¡duerme!
Y si el General le da su almuerzo,
duerme como una lirona
o le da una pataleta de sueño.

Cara de Barro,
Ojo para ver las Serpientes
y llamarlas,
Ojo para hacer compañía
y quemarte
con el humilde Kerosene,
Ojo para tenerse a mi servicio
como mozo de alcoba
barato.

¿Duerme usted, señor Presidente?
Le pregunto por ser joven apuesto
y no como usted, señor de la siesta.

Ojo de barro y Water de Urgencia.

                                                                  Extracto de ¿duerme usted señor presidente Caracas año 1962

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