Remembrazas de un Organista
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
Filosofía febril que me envuelve en una nota,
órgano de piel y llanto que mi corazón entona.
Sólo tus benditas manos saben a mango y huelen a mora.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
Melódica bohemia la del músico atravesado de indolencia,
las canciones respiraban y en tus dedos se han ahogado.
Metáforas te han elevado y el ritmo carente te entierra.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
En cascada descubrí la tonada de tu encanto,
descendente y traicionera como el camino de un río;
de seducción por su encanto fue destrucción en Narciso,
espejismo como tú en mí,
de sordo ruido: arrullos creando.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
El diamante verdiazul de un tesoro acaramelado,
brilla en tu vida presente a través de tu progenie.
Respiras sus rizos dorados, su piel de cera reluciente;
y yo en cambio sólo extraño su malévola sonrisa,
que al dormir, ángel parece.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
En un mí sostenido se decanta la madera que en ti resuena,
se despluman las liras y los nerones se incendian,
sólo queda el vaho diamantino de música descompuesta.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
En una noche parecida tuve en mi palma lo eterno.
Creé la utopía de pintar mis espacios con todo lo que he amado,
y la palma se hizo brocha y la pintura el abrazo,
mi habitación se hizo teclado y sus dedos son el techo.
Juro que nunca vi manos como las tuyas,
la plata brilla menos y tienes mudas las uñas.
Polémico silbido de un camino siempre dividido,
escalofríos de miel afinando cada acorde del alivio,
decisiones que se toman al margen de un tambor;
amor de flauta y piano, palo de rosa y vinilo.
N.G.O.