El tiempo nos lleva con prisa.

Y es que nunca tengo tiempo.

El que me falta para detenerme a pensar un poco, que extraño muchas cosas aunque no lo parezca en lo más minimo. —Que odio crecer, porque olvido tantas cosas importantes... incluso te olvide un poco, pero siempre vuelvo, porque los necios siempre vuelven a donde no deben.

Odio el tiempo en que he negado escribirte una carta más, porque siempre sueles estar presente en mi, en cada momento inconscientemente. Que trato de mejorar mi estado de animo, pero que siempre decaigo como una fecha en el calendario que se suele olvidar.

Lo que más odio, es que tengo que pretender que no siento nada, cuando se trata de ti y que debo olvidar una vez más estos sentimientos que vuelven y pisan tan fuerte que dejan huella, otra huella que jamás podre borrar.

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