Suelta la Maleta de la Escasez

Nico llegó a la playa, cierta mañana cuando aún el sol no calentaba, al parecer había abandonado su hogar o iba de paseo por unas semanas. El caminante lo reconoció cuando se acercaba y lo invito a tomar una bebida caliente junto al abuelo -su mentor- muchacho, dijo el anciano, ¿adónde vas, tan cargado? He resuelto iniciar mi vida sólo, -dijo el recién llegado- no aguanto más permanecer en el hogar que me vio nacer, pues en él solo hay hambre y escasez; así como dice la canción popular:

Y, ¿todo eso que llevas atrás, es tuyo, trabajaste para ello? -pregunto el anciano- -Algunas cosas, las obtuve con mi poco trabajo, otras las traje de casa, considerando que son mías, señor- Muchacho rebelde, acuérdate de las letras de don Miguel de Cervantes Saavedra, cuando dialogaba con su confidente Sancho Panza: ¿Cómo es que un pobre honrado, viviendo en la miseria, puede ser honrado el pobre?¹ Ven, es hora que escuches algunas historias de vida; quizás te den luz y guía, para tu nuevo empezar; sólo tienes que abrir tu mente y corazón a tu nueva realidad, almorzaremos juntos; descarga tu equipaje, que solo será escasez para los años que el Eterno-Creador te ha otorgado.

Saludos, esta es otra enseñanza del abuelo de la playa, un viejo maestro cubano, marinero de profesión; que supo ganarse el cariño y el corazón de un joven en busca de un sentido para encontrar la luz del Creador. Si gusta de historias de vida para CreSer, la presente le puede agradar.

Ven caminemos descalzos por la playa, -dijo el abuelo- dejemos que la tibia arena nos ayude a escuchar mejor los mensajes que siempre trae el viento marino de parte del Creador Supremo.

La primera historia es de los padres del desierto, la mayoría son descendientes de los Monjes Beduinos, sabios que viven atravesando el desierto con sus caravanas; algunos son mercaderes, otros son trasportadores de turistas o curiosos como tú, que quieren vivir a su manera.

Uno de esos sabios, al nacer fue vendido, casi regalado por unas cuantas monedas de plata; se lo han robado a su madre que era cocinera en un oasis muy rico; la partera que la asistió fue sobornada para que dijera que el bebé había nacido muerto, pues la pobre madre se desmayó por los intensos dolores de parto. Cuando el esclavo fue mayor, pudo comprar su libertad y logró dar con el paradero de la partera que en su lecho de muerte para descansar en paz, le revelo esa verdad. Pero en el caminar entre oasis, aprendió a escuchar al viento y, a sus sabios viajeros. Entonces decidió que era su alma la que en adelante iba a estar al mando de su vida. Tuvo desafíos y restricciones, formo un hogar, se dedicó a instruir a sus hijos con las enseñanzas sagradas que aprendió de los padres del desierto, y como también fue mercader, cada vez que aparecía un aventurero sediento de la Luz Divina de las Sagradas Enseñanzas, compartía lo que él mismo aprendió y aplicaba; me refiero a Comportamientos Sagrados, que irás comprendiendo al escuchar los relatos con toda atención y sinceridad. Siempre llevo consigo estas palabras: “Libros, caminos y horas compartidas en familia, dan a todos dulce sabiduría”³