Brío, botalón y rejo; relato del hombre llanero y su caballo

in #photography7 years ago (edited)

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¿Amanecer o atardecer? | Nikon D5200 Rokinon 8mm HD | f/3.5 1/500 ISO-100 8mm HDR

Para quienes no conocen dónde se encuentra Colombia, estamos ubicados en el límite entre América del Sur y Centro América, ahí junto a Panamá.

Esta hermosa nación tiene todos los pisos térmicos y uno de ellos es la región oriental o también llamada la Orinoquia colombiana, esta extensa parte del país es una de las cinco regiones y Casanare es una de las cuatro provincias que la conforman, con una geografía plana, levemente inclinada posee una característica única en el mundo entero, en invierno se convierte en una enorme piscina natural denominada llanura inundable.

Es allí donde nacen generaciones de hombres forjados en la inmensa llanura con tareas diarias a caballo, criados desde pequeños entre sillas de montar llamados “aperos”, siempre con la ilusión de encontrar su primer y mejor amigo: su propio caballo.

"Trabajo e llano"


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Criollo Casanareño | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/200s ISO-800 55mm

Actualmente el trabajo de llano sigue siendo parte de las actividades diarias, propias del hombre llanero; Si alguna vez viene a Colombia, ojalá sea a Casanare. Entenderá que ahora es un atractivo turístico para salir del contexto tradicional al ser un destino natural, sentir, saborear y experimentar la euforia de ser llanero.

El trabajo de llano consiste en realizar las labores diarias y rutinarias en el hato (finca, granja con miles de hectáreas). Todo gira en torno a las labores de vaquería, tales como ordeñar desde la primera salida del sol. Hay que montar a caballo para salir a enlazar otros equinos, aquellos que llevan meses en la sabana sin contacto con los humanos u otros caballos, a estos hay que traerlos al corral para marcarlos a hierro, también hay que vacunar, cortarle la crin y el pelo de la cola, no sin antes desparasitarlos, limpiarlos y curarlos de una que otra herida o gusano que tenga adherido.

Antes de salir el Sol


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Banco Largo | Nikon D5200 Rokinon 8mm HD | f/3.5 1/125 ISO-100 8mm

El hombre nacido en la provincia de Casanare llamado casanareño, inicia su día en la madrugada tres o dos horas antes de salir el sol, un baño con agua fría bajo las estrellas junto al tanque de agua, sin ducha, pero con una totuma (tasa fabricada con el fruto de un árbol llamado totumo) luego un buen tinto cerrero (fuerte café natural sin proceso tecnológico tostado a partir del grano de café), no desayuna, pero lleva atado en el apero (silla del caballo) un pollero (bolsa de tela) el bastimento (snak tradicional) carne seca, plátano verde frito salado (no es la fruta de banano) arepuelas y a veces uno que otro chicharrón de cerdo sabanero.

Luego de aperar (ensillar) su mejor amigo, sale a la sabana acompañado a reunir otros caballos, hay que arriarlos, llevarlos hasta el corral sin enlazarlos, puede que desde varios kilómetros, pero nada difícil para estos oriundos hombres.

Llegó la Gente


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La Majada | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/5.6 1/3200s ISO-640 18mm

Aunque el sol está picante y el gallo cantó hace algunas horas, hasta ahora es solo un calentamiento pues el trabajo aún no inicia.

En el silencio de la mañana soleada se escucha el grito de los jinetes y el latido (ladridos) de los perros; el estruendo del galope de grandes bestias, entre ganado y caballos briosos anuncian una larga jornada. Todos llegan sedientos, pero los únicos que no beben son los animales que no traen silla en el lomo.

Inmediatamente hay que separar los mautes (toros) las vacas, los novillos junto con los becerros (ganado joven) de los caballos con sus yeguas y potros.

A trabajar cuñao


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Caballicero | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/60s ISO-100 55mm

El primer movimiento es abrirle la talanquera (puerta de varas atravesadas) al que caiga (al azar) y ojalá le toque uno bien machiro (enojado, salvaje, bravo). Se debe enlazar uno por uno mientras el resto del hatajo (grupo de caballos, manada) espera en el corral adjunto.

En ese corral, hoy de arena, se enfrenta a lazo y fuerza un grupo de vaqueros llamados criollos que no se parece en nada al estereotipo norteamericano de camisa manga larga, ni cigarrillo marlboro, más bien, de ropa gastada del día a día y de cigarro, un chicote (tabaco similar al cubano), descalzo o con cotizas, pantalón remanga’o, su sombrero con las marcas del tiempo, el sol y la lluvia porque aquí no hay tiempo para galantería.

"El criollo" manda su primer enlazada, si el hombre es bueno, el animal queda atado por el cuello, de lo contrario sus amigos sueltan una risotada gritona de algarabía por el intento fallido, ese grito agudo característico del hombre llanero para reír, disfrutar y gozar del error del prójimo, igual, todo queda entre amigos.

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La Yegua | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/60s ISO-100 55mm

Por el otro lado, entra con paso firme y galopando en círculos a borde de corral un espécimen formidable, criollo, nada que ver con los pura sangre o paso fino, mejores aún, resistentes como para recorrer quinientos kilómetros de sol, agua, frío y garrapatas, de fuerza descomunal, un caballo único, que solo se ve por estas tierras.

En la distancia se observa un caballo, pero en detalle ¡Pija camarita! es una yegua y está preñada, sin embargo, eso no le da privilegios, por el contrario; está muy alborotada . Es su orden natural, su instinto la obliga a escudarse en la fuerza y la rebeldía.

El común denominador de todos es un tronco de árbol en medio del corral en forma de ye “Y” llamado botalón, allí guarda las marcas pasadas en faenas de trabajo, a punta de candela por lazo caliente, va dejando marca cuando un animal hala abruptamente la soga, es increíble, pero en un instante el roce del lazo y el botalón hace salir fuego y humo que también se percibe por un instante en el aire.

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Botalón | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/640s ISO-800 55mm

El caballo patea la arena y fija su mirada en el hombre del lazo largo, él sabe que no puede bajar la guardia pese a que la crin cubre sus ojos y no olvida para que son las cuerdas. No hay campanazo que indique el primer round, como en el ajedrez, los criollos rodean a su contrincante sin descuidarse, pues una patada de la yegua, asi sea preñada, puede quebrar el más duro de sus huesos.

El animal queda amarrado e inmediatamente se levanta en sus dos patas traseras para iniciar la lucha, al mismo tiempo otros aguerridos hombres lanzan otra soga sobre la cabeza de la hembra salvaje, ninguno de los hombres monta, algunos descalzos, sin guantes, nada más con su sombrero y su soga.

Una cuerda halando el cuello del caballo separa la victoria de la derrota, aunque parezca fácil; tres, cuatro, cinco hombres contra una yegua aguerrida no hacen la diferencia, aquí no existe ventaja, el peor error es subestimar un caballo criollo. Para sostener la enorme diferencia de fuerza, uno de los hombres lleva el rejo (lazo fabricado unicamente con cuero de ganado) hasta el botalón para darle vuelta, es allí, en aquel instante donde la lucha se materializa, el caballo corre repentinamente para retar la fuerza de tres hombres llaneros y un sonido seco con llamarada, humo y olor, marca como hierro una delgada línea sobre la madera del botalón.

La batalla


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Machiro | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/1250s ISO-800 44mm

Con agilidad hay que hacerle trampa a la fuerza, uno de los hombres trampea una pata del caballo para hacerle perder el equilibrio, solo tres patas lo mantienen de pie, pero la batalla no está perdida para la yegua, su fuerza bravía la sostiene y su largo pelaje muestra el trofeo que trae desde la sabana y no tiene ningún pensamiento de derrota. Ella batalla, lucha, guerrea como símbolo del atajo, brinca y muestra sus dientes como muestra de fuerza incansable, su género femenino les enseña a estos hombres que la debilidad no es cosa de damas, ella también tiene lo suyo.

Brinca alrededor del botalón y se vuelve indomable, hasta que sin darse cuenta, su cercanía con el firme tronco hace que la técnica del humano la diferencie de su especie pues entre menos cuerda, mayor es la fuerza a favor del hombre criollo, hasta que en un instante ella pierde el equilibrio y cae.

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Cabrestero | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/10 1/60s ISO-100 55mm

Aún así, la pelea sigue muy pareja; sin titubear un llanero la toma por la cola, uno de los hombres se abalanza sobre ella por el lomo, otro tira fuerte la soga de la pata para que no se levante, el último toma su oreja y el hocico por atrás para doblar su cabeza y así bloquear su fuerza.

El forcejeo continúa, cuatro hombres y un curtido, casi cerrero caballo dan la lucha, ninguno cede, solo queda esperar el resultado del cansancio para definir quién es el más recio, no siempre gana el llanero y no siempre la fiera sale invicta.

Hoy no es uno de esos días


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Trabajo e llano | Nikon D5200 Rokinon 8mm HD | f/10 1/80s ISO-100 8mm

Por la retina de la joven madre pasa la imagen de su yugo, ese hombre, el que le arrebata parte de su ser, su libre albedrío. Sin embargo los ojos de los hombres ven el fruto de su trabajo, no ven un animal, ven una digna contrincante, un motivo para vivir todos los días, un compromiso que lo traen en la sangre por varias generaciones atrás, cuidar del hato, tener el fundo bien arregla’o, mantener el orgullo de domar y apaciguar al más fuerte de la sabana, al que algún día podrá ser su mejor amigo, con respeto pero con firmeza, con sabiduría pero con resistencia, el hombre llanero pone su corazón y alma para cuidar lo que más quiere: su cultura, sus raíces.

Hoy no es uno de esos días donde el ímpetu vence, hoy, ella cede ante la experiencia del hombre llanero en una arena que no es la suya, una vez maneada por la disciplina del criollo, al moro no le queda más que recuperar el aliento, mientras observa recostado vencido por la persistencia, ella repone su fuerza.

Aquellos hombres que la retaron ahora se disponen a cortar su crin; símbolo de rebeldía y posición dentro del hatajo, uno de ellos peluquea su cola larga y enredada por los cadillos del monte sabanero, otro le cura el ano para prevenir enfermedades por parásitos y garrapatas, mientras otro criollo le suministra un nutriente vía oral para mantener saludable al equino, si hay que marcar con el hierro del hato es el momento para que el caballicero lo haga.

La joven preñada pero indomable, símbolo de la sabana bravía es liberada no sin acariciarla y darle una palmada para hacerle saber que ha ganado su libertad, pero siempre con mucha cautela. Aunque esté en tierra un buen movimiento de sus patas puede causar alguna lesión al criollo, suele suceder para intentar ajustar el encuentro.

Con un resuello vigoroso se levanta el primero de las dos docenas de caballos que están en el corral de al lado, no todos luchan, pero entre yeguas jóvenes, preñadas, caballos y potros siempre habrá uno que otro que dará la pelea.

Pa’ la próxima


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Cabrestero | Nikon D5200 Nikor 18-55 Kit | f/4.5 1/200s ISO-100 30mm

Esta es una de las tantas vivencias de nuestra gente por estas tierras, queda mucho por narrar, el llano no solo es extenso por su llanura, es más amplio que la vida misma, falta tocar unas tonadas de cuatro, una quedada pa' ordeñar y probar unos calostros o aceptar un reto montando a pelo en un potro cerrero.

Queda pendiente prender la leña pa' una buena carne asada, contar una historia de encantos de esos que salen en la noche cuando no hay luna, navegar por un río, trampear unos encargos (pescar) o porque no un coleo criollo.

Por hoy me despido con el homenaje hecho por un hombre criollo a su musa, el caballo, no sin antes avisarles que aquí me tienen a la orden para recibirlos y llevarlos a compartir mi fogueo en la sabana “pu'aquí cerquita, en Yopal”.

Autor: W David Rojas Vega
Redacción & Fotografía

Mi caballo y yo
Cholo Valderrama.


Una realización de HAY-DOC. Dirección: Talía Osorio Cardona. Investigación: Francisca Reyes Díaz. Dirección de fotografía: Daniel Triviño. Edición: Talía Osorio - Yuri Alvarado. Sonido: Henry Quintero - Mireya Rincón.
Producción musical: Grupo Bordon Libre. Dirección y producción general: Discos El Copey EU. Arpa: Juan Pablo Rodríguez. Cuatro: Álex Romero. Maracas: Jorge Ariza. Bajo: Carlos Adrián Ariza "Popeye". Grabación y mezcla: Xavier Barriga. Asistente de grabación: Dimas Ovalle. Grabado en: Rabxa Producciones
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Amazing view and look like wild wild west

Gracias! . Fue una experiencia muy enriquecedora

Que bonito trabajo @theroja
conozco pocos lugares de Colombia. Realmente vale la pena pasar por Casanare! un abrazo!

Gracias Emily Por esta época el tiempo es de lluvias (tiempos mayeros) y aveces el acceso a los majestuosos lugares requiere mayor esfuerzo, pero vale la pena, nada que una aventura 4X4 pueda solucionar :)

Muy interesante trabajo que enriquece nuestro conocimento de ese bello pais que es Colombia. Gracias por compartirlo.

Gracias! ;)

Woooww amazing sunset, I love your photo !!

Siiiii !!!! Cada vez que observo la imagen, el olor y el ambiente vuelven a mi mente. Gracias por tu comentario

I'm sorry brother, i the know what do you mean ..!!

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what a picture, so nice. lovely colors en lens flare! good work!

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