Recuerdos de un colegio de La Vega, Caracas, Venezuela.
Esta fotografía la tomé en un barrio de Caracas, mientras realizaba las pasantías de Psicología Escolar I. Allí evalué un caso inicial e intervine un caso grupal (todo un salón de clases) y un caso de seguimiento. Las áreas a tratar iban desde dificultades académicas y problemas conductuales hasta problemas emocionales y familiares.
Recuerdo que tardábamos 40 minutos en subir en Jeep hasta ese colegio; El día que tomé esta fotografía estaba acompañando a uno de estos niños con los que trabajaría, mientras se terminaba su merienda. La mayoría de los estudiantes de este colegio tienen un NSE bajo y reciben una merienda todas las tardes, incluso les entregan útiles y productos alimenticios empaquetados. El asunto es que este niño estaba comiéndose unas arepitas porque no había desayunado (y eran las 2 p.m). Conversamos mientras él comía, me preguntó de dónde era y cómo me iría si estaba lloviendo. Cuando ya iba por la tercera arepa me ofreció la que le quedaba por si yo tenía hambre... Quizás el no volvería a comer ese día pero me estaba dando de lo poco que tenía. La nobleza de su corazón me enterneció. Le agradecí y le pedí que las disfrutara todas. La lluvía caía a cántaros en esa cantina abierta de estructura imperfecta, y algunas gotitas salpicaban nuestras piernas
Ahora mismo extraño a este chiquillo de 9 años. No pude continuar trabajando con él pues su madre salió de la cárcel y se lo llevó de ese colegio. Fue un trabajo arduo porque era un niño muy disruptivo y con una carencia socio-cultural acentuada, pero con él aprendí muchísimo: a tener paciencia, a disciplinar con amor, a establecer límites, a enseñar. Espero que estés bien, donde sea que estés, E.💥⚡🌪❤