[ENG-SPN] The puddles of History / Los charcos de la Historia

One might think, letting oneself be carried away by the romantic nostalgia produced by the sight of its ruined complex, especially at dusk and at a time when the clouds threaten a storm, that the cobwebs of time have descended on it, turning it into a fortress. forgotten, similar to that other one, which, in the old stories of those compilers of myths and legends, who were the Brothers Grimm, kept the eternal dream of Sleeping Beauty. But, even so, the undisputed habitat of the hawthorn, the hare and the snake, it constitutes one of those metaphorical puddles of History, which still offer the opportunity to splash in its dark waters, if only to provoke a reaction in involuntary ostracism. of speculation.

Far away, it is true, are the proud songs of the warriors, who, encouraged by the unprecedented determination of the Knights Templar, whose banner or Beauceant, always flambéed at the vanguard of the Christian armies, left this solitary place, nestled in a point strategic point of the mysterious Montes de Toledo, when, in the vicinity of the imposing port of Despeñaperros, they achieved what, due to its importance, was one of the most decisive victories to consolidate the Reconquest of a country, which, until then, still maintained a firm opposition on the part of the Muslim armies: the Battle of the Three Kings or Navas de Tolosa.

Uno podría pensar, dejándose llevar por la romántica nostalgia que produce la visión de su arruinado conjunto, sobre todo al atardecer y en un momento en el que las nubes amenazan tormenta, que las telarañas del tiempo se abatieron sobre ella, hasta convertirla en una fortaleza olvidada, semejante a aquella otra, que, en las viejas historias de esos recopiladores de mitos y leyendas, que fueron los Hermanos Grimm, guardaba el sueño eterno de la Bella Durmiente. Pero, aun así, hábitat indiscutible del espino, de la liebre y de la culebra, constituye uno de esos metafóricos charcos de la Historia, que todavía ofrecen la oportunidad de chapotear en sus oscuras aguas, siquiera sea para provocar una reacción en el ostracismo involuntario de la especulación.

Lejos quedan, es cierto, los cantos ufanos de los guerreros, que, alentados por la inaudita determinación de los caballeros templarios, cuyo estandarte o Beauceant, flambeaba siempre a la vanguardia de los ejércitos cristianos, partieron de este solitario lugar, enclavado en un punto estratégico de los misteriosos Montes de Toledo, cuando, en las cercanías del imponente puerto de Despeñaperros, lograron lo que, por su importancia, fue una de las victorias más decisivas para consolidar la Reconquista de un país, que, hasta entonces, todavía mantenía una firme oposición por parte de los ejércitos musulmanes: la Batalla de los Tres Reyes o de las Navas de Tolosa.

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