[ENG - SPN] Making cabals in the Madrid Main Square / Haciendo cábalas en la Plaza Mayor de Madrid
I usually pass through the Main Square in Madrid with some frequency, perhaps because deep down, my commitment to the romantic, I consider it an inescapable point, a metaphorical Labyrinth whose paths open like petals to those legendary darkness, that kingdom of footlights , where the Minotaur lives, which some writers, such as Benito Pérez Galdós, described as the slums, but to which they went, following the thread, like the mythical Theseus, to meet again, not with Ariadne, like that one, but with a Muse much more elusive still, which throughout the ages has been known as Inspiration.
The curious thing is that in each visit, a new scenario, full of possibilities, unfolds before my eyes, to whisper to me, who knows, if a subtle lesson, in this case of speculative astrology, where not only the baroque obelisks, but also the baton of the chivalrous king, Philip III -which in a certain way reminds me of the baton with the bundle that the Fool of the Tarot carries carelessly over his shoulder, although also pointing to the sky- seem to me to consolidate a solid ascendant, on the Natal Chart of a city, Madrid, which was born under the solid omens of the seven stars of the Big Dipper: the same one, which sailors and pilgrims have followed for centuries in their eternal wandering through those nebulous sephiroths, which basically are the kabbalistic walks of life.
Suelo pasar con cierta frecuencia por la Plaza Mayor de Madrid, quizás porque en el fondo, mi compromiso con lo romántico, lo considere como un punto ineludible, un metafórico Laberinto cuyos senderos se abren como pétalos a esas oscuridades legendarias, ese reino de las candilejas, donde habita el Minotauro, que algunos escritores, como Benito Pérez Galdós, calificaban como los barrios bajos, pero a los que acudían, siguiendo el hilo, como el mítico Teseo, para reencontrarse, no con Ariadna, como aquél, sino con una Musa mucho más esquiva todavía, que a lo largo de los tiempos ha sido conocida como Inspiración.
Lo curioso, es que en cada visita, un nuevo escenario, repleto de posibilidades, se despliega ante mis ojos, para susurrarme, quién sabe, si una sutil lección, en este caso de astrología especulativa, donde no sólo los barrocos obeliscos, sino también el bastón de mando del caballeresco rey, Felipe III -que en cierto modo, me recuerda al bastón con el hatillo que el Loco del Tarot lleva colgado despreocupadamente sobre su hombro, aunque también apuntando al cielo- me parecen consolidar un sólido ascendente, sobre la Carta Natal de una ciudad, Madrid, que nació bajo los sólidos augurios de las siete estrellas de la Osa Mayor: la misma, que durante siglos han seguido navegantes y peregrinos en su eterno deambular por esos nebulosos sefiroths, que en el fondo son los cabalísticos caminos de la Vida.
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