Abuela y Vela
Al calor de una gran vela la abuelita de cerámica se queda observándola, regocijándose, dichosa de ese momento que le regalaban. Estar en una repisa toda una existencia la ha agotado, por eso es delicioso el momento que vive.
Y la observa detenida, porque el fuego la ha atrapado con su baile.
Qué rico el calorcito, piensa la abuelita.
¡Qué rico calorcito!...