Tiempos de crisis

En mi país, Venezuela, debido a la crisis que atraviesa desde hace mucho, no solamente los Venezolanos nos hemos visto afectados. Muchas familias se vieron obligadas a disminuir el consumo de alimentos para que pudiera alcanzar en un día para todos los miembros de la familia. Muchas familias, decidieron que YA NO PODÍAN mantener a sus mascotas, debido a lo costoso que resultaba poder alimentarlas. Animales callejeros y hasta de hogares, cada día iban perdiendo más peso, iban enfermando, e iban muriendo. Mi familia me prohibió que siguiera llevando animales a la casa (lo había hecho en varias ocasiones, con el fin de buscarles un nuevo hogar). Ya teníamos 3 perros.

La historia de "Gata"

Un día por la tarde, fui caminando a la tienda a comprar unas cosas. En el camino, a las afueras de una escuela, cerca de la carretera, pude ver una pequeña gatita totalmente inmóvil, sola, muy descuidada, y hasta algo desorientada. Me acerqué, y con un dedo empujé un poco su cabeza a ver si reaccionaba. La gatita perdió el equilibrió, calló acostada y no podía pararse. Recordé las palabras de mi madre: "Carlos, no puedes seguir trayendo animales a la casa". Seguí caminando y fui a la tienda, no podía dejar de pensar en la gata. De regreso, vuelvo a encontrarla en el mismo lugar, aún acostada. Un señor pasaba cerca y me dijo "Llévatela, a ver si la salvas". Las palabras de mi madre se me olvidaron por completo, recogí a la gatita y caminé hasta mi casa. Decidí hacer lo posible por salvarla.

Pude examinarla, dándome cuenta de que presentaba una severa deshidratación, lesiones alrededor de su boca (como quemaduras), y casi no tenía grasa corporal, la gatita era piel sobre huesos, no comprendía cómo se mantenía viva.
Me dispuse a bañarla, ya que estaba MUY sucia, convulsionó durante el baño y luego se normalizó. Después del baño pude sacar esta fotografía antes de alimentarla:

Pensé en alimentarla por una semana, con una dieta a base de líquidos, para luego poder darle alimentos más sólidos cuando estuviera un poco más estable. La alimentaba con una mezcla que en mi país llamamos "chicha", dándosela con una jeringa en la boca... ¡LE ENCANTABA!. Pasaron los días y noté que andaba más activa, empezaba a maullar (aunque sonaba como si su garganta estuviese irritada).

Hey, así no se comportan los gatos...

Aunque progresivamente presentaba mejoría, me fui dando cuenta de que no era una gata normal. La severa desnutrición que había atravesado, había generado diversos cambios en su sistema, que hasta hoy, luego de un año, sigue presentando. Presentaba problemas en su equilibrio, noté que cuando caminaba, se iba de lado. No podía ver bien, no podía seguir con la vista objetos muy rápidos. No corría, no trepaba muebles, no caía NUNCA sobre sus patas, era incapaz de poder retraer sus garras cuando éstas se atascaban en las fibras de alguna tela.

Pasaron algunas semanas

Decidí no ponerle un nombre, porque no quería encariñarme con ella, tenía que restablecer su salud y regalarla a una familia que pudiera mantenerla y cuidarla. Mi padre, muy "ocurrentemente", un dia decidió nombrarla Gata.

Pasaron algunas semanas más

Noté cambios en su pelaje, se hizo un poco más abundante y brillante, su marcha se hizo un poco más estable, confiaba en mí y en los miembros de mi familia. Inevitablemente nos fuimos encariñando todos con ella.
El plan era buscarle un nuevo hogar, pero las condiciones del país, hacían que prácticamente ningún Venezolano se decidiera a adoptar a una nueva mascota. Además, nadie conocía las condiciones de Gata mejor que nosotros. Sabíamos perfectamente cómo atenderla, y como lidiar con sus "anormalidades". Decidimos conservarla.

Pasaron los meses

Gata fue tomando más confianza, y comenzó a mostrar interés por los exteriores, aunque solamente si la acompañaban. Todos estábamos contentos con ella, ya para nada queríamos buscarle un nuevo hogar. Ya ella tenía un nuevo hogar y era a nuestro lado.

Las visitas llegaban a mi casa, y al verla preguntaban cómo se llamaba, a lo que yo respondía "Gata". Todos me decían "Carlos, eso no es un nombre". Pero de tanto que así la llamábamos, ese se convirtió en su nombre.
Sí... Tengo una gata que se llama Gata, jajajaja.

Actualmente se encuentra así, luego de un año y 3 meses:

A simple vista parece una gata normal, pero aun lidia con las consecuencias de aquellos malos tiempos y ese mal episodio vivido. Puede no vivir corriendo, acechando, arañando, escalando, o saltando, pero vaya que es feliz, y es un ser vivo que tuvo una gran oportunidad.

Esto no se trata precisamente de que debemos ayudar a un animal en la calle. Se trata de ser más humanos. Si algo aprendí de esta historia, es que afuera podemos ayudar de muchas maneras, y no solamente a los animales, TAMBIÉN A LAS PERSONAS.
Por muy difíciles que puedan ser nuestros días, en ocasiones debemos dar para alguien lo poco que podamos ofrecer, y es ahí cuando eso que para nosotros significa poco, para ese ser necesitado representa un TODO... Y en ese momento, ese cambio que nosotros generemos, se convertirá en una gran satisfacción, y nos mostrará que lo que dimos al final valió la pena. Estemos más dispuestos a dar un cambio en la sociedad, pequeñas acciones pueden motivar a más personas, que sumadas, se convertirán en grandes cambios.

Espero les haya gustado la historia de Gata, mi gata, jajaja. Saludos a toda la comunidad de Steemit y muchísimas gracias por su valioso tiempo.