LA PERSEVERANCIA
La perseverancia es uno de los valores, que en enero, promueve en las escuelas el Ministerio de Educación en el calendario escolar.
Enero primer mes del año, es un tiempo propicio para fomentar estos valores humanos que favorecen en gran medida la formación del carácter en las personas.
La Perseverancia es un valor fundamental en el que ponemos nuestras fuerzas mentales, intelectuales, espirituales y emocionales para lograr resultados concretos en las metas, objetivos y propósitos que queremos lograr en el desarrollo nuestra vida familiar, profesional, como estudiantes y en fin como persona.
Además, es la fuerza interior, constancia que se adquiere y se desarrolla en los más jóvenes y sobre todo en los niños y niñas como expresión de confianza en sí mismos, estabilidad y madurez emocional.
Es por el valor de la perseverancia que aprendemos a actuar con disciplina, compromiso, poder de decisión y firmeza frente a los retos que enfrentamos y que nos permite actuar de manera positiva en las dificultades y con la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas ante los distintos eventos de la vida.
La Perseverancia se aprende en el proceso de socialización en la familia, la escuela y el entorno social que nos rodea. De ahí que los maestros, padres y personas mayores que rodean y educan a los niños y niñas deben educar con el ejemplo y fomentar este valor en ellos.
Casi todos sabemos del dicho que dice “El que persevera triunfa”. A nuestro alrededor vemos cada día a héroes y heroínas anónimas que logran grandes realizaciones de la vida en base a la perseverancia principalmente. Las historias están llenas de obras engrandecedoras de personajes famosos.
Sir Winston Churchill repitió tres veces en la escuela el octavo grado debido a que le costaba aprender. Es algo irónico que años después, ¡la Universidad de Oxford le pidiera pronunciar el discurso de la fiesta de graduados!
Para este acontecimiento llegó con sus acompañantes habituales, un bastón y un sombrero de copa, mientras se aproximaba al podio, el público le brindó aplausos de aprecio. Churchill, con pausado ademán calmó la multitud, mientras se paraba firmemente delante de sus admiradores.
Luego colocó el sombrero sobre el atril. Mirando directamente a la ansiosa audiencia, gritó con voz vibrante de autoridad: “¡Nunca se rindan!” Transcurrieron algunos segundos. Se alzó en puntas de pie y gritó nuevamente: “¡Nunca se rindan!”
Sus palabras tronaron a través del auditorio. Se hizo un profundo silencio mientras Churchill alargaba su brazo en busca de su sombrero; ayudándose con su bastón abandonó la tribuna. Su discurso había terminado.
El discurso de graduación de seis palabras de Churchill fue sin duda el más corto y elocuente jamás pronunciado en Oxford. Aun así, su mensaje fue también uno que todos los presentes recordaron durante el resto de sus vidas.
La perseverancia es un gran componente del éxito; si golpea a la puerta con la persistencia y el ruido suficientes, seguramente despertará a alguien.
Sin embargo, también por la falta de perseverancia muchos grandes esfuerzos, proyectos de vida importantes se ven desvanecer en el último momento.
En enero, principio de año, acostumbramos a pasar balance de los logros alcanzados en el año anterior y nos proponemos nuevos retos para el año que comienza.
Es propicio el momento para revisar nuestros niveles de compromiso y esfuerzos realizados para alcanzar nuestras metas, aunque también al final de todo proceso es importante reflexionar acerca de nuestra actitud, esfuerzo continuo y constante, compromisos aportados para lograr la culminación exitosa de cada propósito.
Para cada persona, institución o país los propósitos, metas y objetivos pueden ser diversos: terminar el año escolar con mejores calificaciones, terminar la carrera universitaria en este año, comprar casas, carros, ser mejor persona conmigo mismo y con los demás, mejorar las relaciones entre los distintos actores de las instituciones, tener este año mejores dividendos o ingresos, mejorar la economía del país o la educación pública.
Para fortalecer nuestra capacidad de perseverancia es importe:
Ejercitar nuestra fuerza de voluntad
Fomentar la disciplina para poder persistir en los deseos
Fortalecer el carácter para poder mantenernos firmes frente a los obstáculos
Claridad en las metas que se quieren alcanzar
Decálogo del Esfuerzo para alimentar la Perseverancia:
- Todo lo que vale, exige esfuerzo, disciplina, dedicación. Decídase a emprender ese camino, cada día.
- La paciencia todo lo alcanza. Cambie la impaciencia por la perseverancia en el empeño. El tiempo es necesario para alcanzar cualquier objetivo.
- Ejercitar la paciencia es una manera de fortalecer la voluntad: paciencia para escuchar a los inoportunos, para controlar los impulsos, para no contestar mal, etc.
- Establezca un horario para su vida y ajústese a él, con flexibilidad, pero con exigencia. No lo cambie por cualquier excusa.
- Lo que hay que hacer, se hace: ¡ahora! Sin aplazarlo. Si algo le supone esfuerzo, esa es una buena razón para hacerlo. Ahí radica la clave de la superación personal.
- Hable claro, aunque pase un mal rato. Pero hágalo como le gustaría que lo hicieran con usted.
- ¡Atrévase! Corra riesgos, sin dejar de ser prudente. No se asuste por el miedo a fracasar o por las dificultades que encontrará. Sea audaz.
- Ejercite la voluntad cuidando los detalles pequeños: organizar el escritorio, recoger un papel del piso, sonreír a alguien, contestar bien el teléfono, cumplir un plazo, etc.
- Otras maneras de fortalecer la voluntad es perseverar en lo que comienza: una dieta, un plan de ejercicios, el aprendizaje de un idioma, la lectura de un libro… Comenzar lo hace cualquiera; sólo los triunfadores van hasta el final.
- El autodominio es importante para ser libre, pues de lo contrario se es prisionero de uno mismo. No acepte ser esclavo de sus vicios o de sus sentimientos negativos: sublévese, sepárelos de su vida.
Fuentes:
www.reflexionesdiarias.wordpress.com/
www.encuentra.com/
www.conoceisdeverdad.oro
www.Guía Infantil.com