LA MUSA DE LOS MUCHACHOS
La literatura está más allá del tema y del autor,
en ella se va configurando un metalenguaje o un
principio de incertidumbre. El poeta Alberto Áñez
me dijo que, leyendo una novela de Víctor
Fuenmayor, la dejó a media asta, por temor de
terminar entregando el ciego; lo mismo hubiera
dicho del Satiricón de Petronio, aunque allí los
personajes juegan, generalmente, para ambos
bandos. Una vez leí “La Musa de los Muchachos”
de Estratón de Sardes y me pareció un libro
hermoso, a pesar de la insistente, a veces directa
y refinada loa a los efebos; y como es manía mía
compartir los grandes textos, al dárselo a un
profesor amigo para su lectura, me comentó a los
días, que él no tenía ningún problema con la
homosexualidad y que podíamos discutir el
asunto. Realmente la belleza del arte es
asexuada. Alceo cierra uno de los poemas con
una frase que vale oro: “La hermosa edad se va,
como el rastro de una antorcha”.