Una familia peculiar | Parafilias incomprendidas en un mundo decadente
<< Se habla del sexo en todas sus formas, salvo en una. La necrofilia no es tolerada por los gobiernos ni aprobada por los jóvenes contestatarios. Amor necrofílico, el único que es puro, ya que hasta el amor intellectuallis, esa gran rosa blanco, espera ser pagado a cambio. No hay contrapartida para el necrófilo enamorado, el don que hace de sí mismo no despierta ningún impulso. >>
Gabrielle Wittkop
El necrófilo
Para mi amado descocido
Mi capacidad de sorprenderme se acabó cuando en el funeral de mi hermano siete años mayor que yo, observé a mis padres tener sexo con su cadáver sin importar que en 15 minutos comenzaría la marcha mortuoria con dirección al agujero en la tierra fría donde se espera que descansen los muertos. Y mucho que tenía que descansar mi hermano después de observar como el gran miembro de mi padre penetraba en su interior, o de como mi madre arrodillada sobre él se masturbaba con su rostro.
La facilidad con que maniobraban el cadáver me hizo pensar que no era la primera vez que hacían esto, años después me lo confirmaron, no fue mucho tiempo después, pero sí mucho tiempo antes de que pusiera fin a sus vidas para que las personas que había reunido en la habitación pudieran hacer lo que quisieran con sus cuerpos, desde la simpleza de observarlos, el acostarse al lado de sus cuerpos y sentir como poco a poco iban perdiendo la calidez que da la vida, hasta enfriarse con el velo de la muerte.
Muchos los besaron, muchos entraron en sus cuerpos e hicieron que ellos entraran en los suyos, hubo algunos que en el furor de sus pasiones los mordieron para tomar su sangre, para comer su carne; el éxtasis en sus rostros era más valiosos que todo el dinero que pagaron por tener unos cuerpos tan frescos en tan poco tiempo requerido, los quisieron para celebrar el cumpleaños número treinta y tres de alguno de ellos.
Pero nada de eso ha sucedido aún, todavía tengo 8 años, y observo a mis padres tener sexo con el cadáver de mi hermano. No sé si en ese momento notaron que los observaba con una atención clínica, no sé si hice algún ruido que los alertara y ellos decidieron no hacerme saberlo, tampoco importó mucho, porque a pesar de ser una escena que nunca olvidaría, que me marcaría por siempre, no sería la única que vez que presenciaría dicho acto.
A los trece años en silencio los observé dormir con mi hermana menor, aunque luego descubrí que ella no estaba dormida, su pecho no tenía el leve movimiento causado por la respiración que tenían los de ellos. Lloré, era inocente, una enfermedad del corazón fue la causa de su muerte, o eso me dijeron, y a partir de ese día, siempre pensé que ellos habían causado la muerte de mis hermanos y, así fue, lo confesaron cuando los encontré en mi habitación desnudos esperando por mí con el cuerpo aún vivo de un vecino que me tenía embelesado, aunque por estar en calidad de ser vivo no podía atenerme a llevar a cabo mis deseos, muy parecidos al de mis progenitores, por cierto.
Pero eso aún no había sucedido, los estaba observando despertar con el cuerpecito delicado entre ellos, sonreír incluso con lágrimas en los ojos y dedicarse con la paciencia de quienes se saben eternos en el mundo, entregarse a todos los placeres que pueden ser posibles con el cascarón sin vida de alguien.
Cuando me hicieron partícipe de la despedida del cuerpo de mi vecino sin que nadie sospechara nada, la emoción y el orgullo de que sus esperanzas de que compartiera sus exquisitos gustos fueran ciertas, los llevó a decirme en susurros gritados que con mi hermano mayor el horror que mostró cuando quisieron iniciarlo fue tal que la única dirección posible fue hacer que dejara de respirar, no lo disfrutaron una sola vez, fueron muchas, la despedida fue la única que presencié.
Con mi hermanita fue por capricho, me dijeron, aunque no propio. Ella fue el pago exigido por una deuda que solo podía ser saldada con ella, mas no mientras estuviera con vida. Los odié por eso, su incompetencia me arrancó a mi preciada muñequita, por nadie he vuelvo a sentir una ternura como lo hice por ella.
Mi silencio al descubrirlos solo porque ellos querían que así fuera, mi pasión y dedicación después de acabar con la vida ya marchita de mi vecino, además de la forma en que decidí acabar con sus respiraciones, y el momento favorito de ellos, cuando solo y sin ayuda les di como regalo de aniversario a mi abuela que había fallecido por causas naturales, fueron las motivaciones de ellos a dejarme con vida definitivamente, porque había una verdad que no sabía, verdad de la que solo me enteré antes de decidir usarlos como ofrenda en la orgía que acabó con sus vidas.
Tres mujeres a las que les faltaban solo días para dar a luz, fueron el plato final en una noche donde todas las perversidades fueron servidas en bandeja de plata. Una de ellas era mi madre, las otras dos eran sus hermanas, una mayor, otra menor. La menor a la hora murió, no soportó el asedio, cuando le sacaron al bebé, ya había muerto asfixiado por el cordón umbilical.
La siguiente en morir fue mi madre, a mí si me lograron salvar, aunque una persona que no debía morir lo hizo, querían mi muerte también, pero no estaba destinado para tal final. La mayor fue la que sobrevivió a todo lo ocurrido esa noche, en esas habitaciones de perversiones infinitas. Su hijo también nació vivo, pero su destino si era morir, y seria reemplazado por el elegido, el nacido vivo de una muerta, yo, nacido de mi madre.
Solo llore el engaño cuando me dejaron esa noche, tras asegurarles que nada iba a cambiar en la relación que teníamos, les dije incluso que les iba a preparar una sorpresa para agradecerles todo lo que habían hecho por mí, cuando después de los siete años no tenían obligación alguna en mantenerme con vida, según el acuerdo pactado por la triada de hermanas.
Observando ahora sus cuerpos sin vida, usados, cubiertos de sangre, semen, trozos de piel, orina, solo así puedo llegar a intentar volver a tener algún sentimiento apaciguador por la vida que tuvieron, sin importar todas las cosas que hicieron, cosas que no condeno porque sé que puedo ser capaz de hacerlas también. Solo en sus muertes puedo reconciliarme con la vida, de igual forma no tengo tiempo que perder con arrepentimientos o sentimientos de decepción, satisfacer los placeres de las personas, placeres condenados por esta sociedad no es algo que me permita tales libertades, tampoco es que las necesite.
Tiempo sin leerte hermano, es bueno saber que estás de vuelta.
La necrofilia es sin duda una forma de amar, solo que pocos comprenden.
Saludos.
De vuelta, así es.
Sí, pocos pueden llegar a comprenderla.
Saludos.
WTF y yo que pensaba que estaba jodida de la cabeza, pero tú me ganaste por goleada, chamo. Esto es tan perturbador, te amo.
JAJAJAJAJA Tengo cosas peores, esta ausencia a causa del internet no me agradó para nada, de ahí mucha perturbación.
Loviutú. <3
Es una historia loca pero bellamente redactada.
Está muy original, muy interesante con un estilo muy original @jauregui98.
Calidá... nojoda así se escribe... Un abrazo mano...
Amigo tiempo sin leerte vale y sin escucharte. Es bueno que estes de vuelta de las profundidades de este mundo. Me gusto, saludos.
Yo quiero escribir algo parecido en un relato tipo novela. Saludos y mis respetos.
Dios, estremadamente bizarra, me encanto la historia, tienes una loca pero interensante mente amigo.
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