"En un mundo al borde del colapso, la gente está cazando Pokémon"
No son pocos los filósofos que hacen una diagnosis pesimista del estado de nuestra civilización, en términos de consciencia y felicidad humana. La última crisis económica, por ejemplo, fue frecuentemente enjuiciada como un síntoma superficial (económico, meramente material) de una crisis mucho más profunda: una crisis de valores, y también de consciencia. Las voces más optimistas llegaban a proclamar a esa crisis (y a las crisis en general) como una buena oportunidad de despertar, como una ducha fría desagradable pero necesaria para tomar consciencia de la realidad, y salir de la tóxica narcosis materialista que embota las consciencias y condena al mundo a una economía ciclotímica, despiadada con las personas y obsesionada con un crecimiento que ni siquiera es sostenible en términos ecológicos.Hay una frase muy explícita que el escritor francés Michel Houellebecq, publicada hace unos 16 años: "Nos dirigimos hacia el desastre guiados por una imagen falsa del mundo; y nadie lo sabe".
Leer más
'Menos Pokémon y más amor': "Bomba de tiempo" que le espera Japón por falta de interés en el sexo
Agudo filósofo y poeta sutil, Houellebecq no duda en considerar que el capitalismo neoliberal, con su absoluta indiferencia por la verdadera naturaleza humana y sus necesidades reales, está abocando a esta civilización "al desastre". Y cuando dice, poéticamente, que "nadie lo sabe" está señalando la evidente dificultad del individuo contemporáneo para tomar verdadera consciencia del estado carencial en que se encuentra, y del gran potencial de distracción ("guiados por una imagen falsa del mundo") que tiene la economía de consumo a través de su sistema cultural asociado, con su prolífica producción de espectáculos, videojuegos, plataformas digitales y medios de