¡Mi tierra  me da  una  señal!

La niña cantaba en el coro de la iglesia.
Aunque los pensamientos se abrazan...
Como en la tristeza y en la alegría,
Después de todo, todos pueden tropezar.
Poco a poco, poco a poco, llegué
¿Cuántos son los que solo pueden escuchar?
A los gritos de la multitud diabólica.
Cambié, lo entendí todo!