ENFERMO DE PARAISO

Soy Carlos, profesor en el área de psicología y crecimiento en valores, actualmente también me desenvuelvo como voluntario de payaso de hospital. Sonríe conmigo y apoyarme soy nuevo en la comunidad Steemit.

El enamoramiento, surgió como un parpadeo. Un brote de aquellos sentimientos más puros escondidos en los oscuros recovecos de mi inconsciencia. Desde que la vi, supe que el pueblo había determinado mi condena y el destino se había lavado las manos. Reí al percatarme de mi profundo salto al vacío y aun así , no me importa lanzarme de cabeza al delirante camino de la expiación.

Ella era un infierno y el paraíso andante a la vez; como una tentación divina que sacude y estremece cada partícula de mi alma. Y es entonces cuando la realidad recae en mis hombros y me conduce al centro de la locura, como una cruz que debo llevar a cuesta, pero no me quejo, porque es lo que el pueblo ha escogido y el destino se ha hecho la vista gorda ante mi sufrimiento. Caigo, ella me ha golpeado con el poder que ejerce sobre mí; un inédito rayo de luz me separa de ella un instante: mi familia y el peso que yace sobre mis hombros se minimiza. Mis lagrimas de sangre son limpiadas de mi rostro por un amor pasajero que alguna vez tuve; estoy por olvidarla, olvidar el efecto que ella causa en mí, cuando nuevamente siento mis rodillas caer en el asfalto y no tarde en darme cuenta que volví a sumergirme en ese vacío de desesperación. Le sonrío a esa luz que en algún momento intentó sacarme de este infierno e intento sopesar su dolor, y vuelvo a caer, preso de la culpa y la intensidad del momento. Pero no la abandono, no quiero hacerlo. Poco a poco, quedo desnudo ante las huestes de mi destino y siento los clavos del final, clavarse en mi cuerpo. Río, preso de la locura que la droga me ha causado y con un último aliento anhelante de deseo, me dejo llevar y muero en brazos de la soledad.

Finalmente, ya no siento dolor alguno. Ya no la siento, ya no siento absolutamente nada. Cubren mi cuerpo inerte con sábanas cuya procedencia desconozco. Y después de tanto tiempo, me abro de brazos a la incertidumbre de la muerte.