Lo eterno y lo terrenal
“no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
2 Corintios 4:18 RVR1960
Una de las mayores disyuntivas que ha dividido las escuelas de pensamiento han sido las corrientes idealistas y materialistas en la filosofía, calando estas desde la antigüedad y llegando a nuestros días. En la actualidad, las corrientes materialistas dominan mayoritariamente las sociedades, sin que la primera sea totalmente descartada, como lo podrían demostrar algunos aspectos de la física cuántica que sugieren una interpretación idealista de la realidad.
Sin embargo, el impacto de eso en las personas ha hecho que solamente demos crédito a lo que podemos tocar y demostrar, haciéndonos personas tan incrédulas y de mentes tan estrechas que somos incapaces de aceptar aquello que escape a nuestra comprensión. Pero precisamente este límite que nos hemos autoimpuesto nos hace abrumarnos ante las cosas desagradables que nos acontecen, y que, al experimentarlas a diario, volvemos tangibles para nosotros. Pero esto también ha permeado la comunidad cristiana, y más y más feligreses dejan de esperar las promesas divinas y olvidan la postrera esperanza que tenemos en Cristo, enfocándose en lo que les afecta directamente y a corto plazo, y dejando de mirar hacia los eventos futuros. Pablo, hablando de las tribulaciones y la actitud de los creyentes, escribe: no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Si solo nos centramos en el hoy y en lo que sucede a nuestro alrededor, estaremos más enfocados en nuestros problemas y aflicciones que en Dios y nuestra relación con Él; en criticar a los hermanos y la sociedad, y no en buscar santidad; prestaremos más atención al dinero y a los bienes materiales, y menos a depender del Espíritu Santo y a hacer buenas obras.
Aunque no sea algo que podamos ver o tocar, tengamos discernimiento y seamos prudentes. Si realmente necesitamos tanto tocar, para eso tenemos la Biblia, que es tangible, si queremos ver, observe y escrute los versículos que nos enseñan como vivir, como comportarnos y que esperar en el futuro. Y no se deje abrumar ni gobernar por cosas pasajeras y temporales, sino por las permanentes y eternas. ¡El Señor te bendiga!
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