La casa de Dios hecha cueva de ladrones
“y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”
Mateo 21:13 RVR1960
En este segundo día, Jesús sale de Betania, donde había pasado la noche, y se dirige a Jerusalén nuevamente, camino al templo. Y se encontró con un ambiente que le desagradó bastante en las inmediaciones de la casa de Dios. En sus patios, había mercaderes que vendían bueyes, ovejas y palomas para comodidad de los que venían a ofrecer sacrificio, del mismo modo en que había cambistas de dinero romano en monedas judías, siendo este último el aceptado para los pagos allí. Más que un espacio de adoración y reverencia, era un mercado lo que se encontró.
Lo que relata el evangelista, y tiene coincidencia con lo descrito por los otros, es que Jesús expulsó a los que vendían y compraban, volcó las mesas de los que cambiaban y soltó los animales, ahuyentándolos. Quizás no había nada malo con las mercancías que allí se vendían, pero utilizar este lugar sagrado con ese fin hizo que la indignación se apoderara de Él y los echara afuera a todos. Este tipo de actividad en un lugar de culto y veneración al Dios del Universo se sentía como una profanación que no se podía tolerar, y este acto y las palabras de Jesús a continuación, cuando les dice: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones, intimidó a los comerciantes. Sentía un celo verdadero, un cuidado y atención especial por ese lugar de unión entre lo divino y lo terrenal. Y de este modo debemos verlo nosotros también, pues en varios templos hoy en día, en vez de ministros hay comerciantes. Se comercia con la Palabra de Dios, se cobra por milagros, se pone precio a la sanidad, y se tasan las oraciones. En sus inmediaciones y en sus puertas se vende comida, artículos, ropa, adornos enfocados en los creyentes que asisten a oír la Palabra de Dios y a tener un encuentro con Él. ¿Cómo creen que reaccionaría Jesús si viese esto hoy? ¿No se repetiría la misma escena?
Como seguidores de Cristo, debemos abstenernos de frecuentar una iglesia en la que nos digan que el tamaño del milagro dependerá del tamaño de nuestra ofrenda. Debemos evitar llevar cosas a vender en el templo. Hay que ser capaces de separar lo divino de lo terrenal, y aún en el tiempo de la dispensación en el que vivimos, tener reverencia y celo por lo que es pertenencia de nuestro Padre Celestial. Este tipo de comportamiento agradará a Dios. ¡El Señor te bendiga!
#SemanaSanta, #PurificacionDelTemplo, #MinutosConDios, #ReflexionesDiarias