¿Es la Cabalá una religión? ¡No! Es una ciencia práctica...
Como hemos dicho en entregas anteriores, la Cabalá originariamente proviene del estudio de la Biblia, de la Torá. Se trata de una sabiduría que fue transmitida por patriarcas como Abraham y Moisés, y luego por los sabios, los profetas, y los estudiosos de Israel y Sefarad (España).
Esto ha llevado a grandes confusiones, y mucha gente piensa que por su vinculación con la Biblia y el judaísmo, se trata de un misticismo, de un culto secreto, de una secta religiosa que había permanecido en las sombras durante muchos siglos, y que ahora finalmente emerge a la luz pública.
Sin embargo, afirmamos categóricamente que la Cabalá no es una religión, sino que tiene más visos de ser una ciencia práctica.
Me explico.
Las religiones tienen templos, sacerdotes, cultos y reglas, que son ajenas a la Cabalá.
Una diferencia elemental pero crucial entre la Cabalá y las religiones es la que señala mi maestro, el rav Michael Laitman:
"La Cabalá difiere de religiones, creencias y toda clase de búsqueda posible de la humanidad, al elevar al hombre por encima de su naturaleza, por encima de la naturaleza de este mundo, por encima del ego y comenzar a prepararlo para el estado que imaginamos que existe después de nuestra muerte.
La Cabalá permite a quien vive en este mundo, experimentar el estado de ser separado de su ‘yo’ egoísta, de su cuerpo, como si estuviera muriendo, para hacer que su ego muera.
Y luego se siente libre, literalmente volando en ingravidez. Revela ese estado, por encima del estado egoísta llamado vida, no en el deseo, sino vida en la fe; la vida no en recepción, sino ‘vida en otorgamiento’."
Yo añadiría que ese estado, esa conexión, se logra con estudio, con una técnica, digámoslo así, que ha sido transmitida de maestro a alumno, de boca a oreja, desde los tiempos de Abraham hasta nuestra generación del siglo XXI.
Se trata de un comportamiento, de una disciplina para corregir nuestra intención, y con ello el estado de nuestro ser y de nuestra alma.
Buena parte de ese conocimiento y esa praxis ha sido escrito y codificado en libros como el Sefer Yetzirá o El Zóhar.
El trabajo de los cabalistas, a la luz de las velas, en las noches del desierto, asombrados por las estrellas y los meteoros, ha sido escudriñar esos textos para encontrar la energía que ha dado origen al universo, porque los rescoldos de la creación, del Bereshit, han quedado impregnados en las letras hebreas.
A partir de ese estudio incansable, insaciable, los cabalistas pueden corregir sus almas y su vida diaria, su trascendencia pero también el aquí y el ahora.
Las religiones hablan de empresas sobrehumanas. La Cabalá es una ciencia y una disciplina a la medida del ser humano, para corregir su vida, para guiar su existencia en todos los planos, el espiritual, el egoísta, incluso el material.
No existe intermediación de sacerdotes, templos, rituales, sumisiones. Eres tú, con tu decisión, con tus pasos, quien decide qué grado alcanzar, y cuánto acercarte o alejarte de esa energía que mantiene funcionando armónicamente el cósmos.
La escalera está allí y, según la tradición, son 125 escalones hasta alcanzar la corrección, hasta cruzar la barrera, el machsom.
¿Seguimos?
Óscar Reyes-Matute / מתת