El tema de ayudar siempre ha estado presente, de niños nos enseñaron sobre la caridad, pero la caridad como una dadiva que nada ayuda. Este bello país, es algo así como una anomalía geográfica. Tenemos los más bellos paisajes, pero se apoya muy poco a los emprendedores que deciden montar una posada, pronto les llegan los cobradores de peaje de alcaldías y gobernaciones, la viveza criolla por delante para robar al otro mostrando la chapa que los acompaña. Los gobernaste se llenan la boca y pregonan a los cuatro vientos de que somos un país con riquezas incuantificables, pero esta gran riqueza, siempre va a parar en manos de un vivo, que raspa la olla dejando a todos con los ojos claros y sin vista. Está lleno de bellísimas mujeres producto de mezclas a lo largo de nuestra historia, Osmel Sousa hizo maravillas con este concepto, se ganaron concursos de belleza y las venezolanas fueron colocadas en un pedestal hasta que se agotó la formula. Somos un pobre país rico, con poca población, pero la mayoría viven amontonados en las ciudades de la costa, mientras miles de hectáreas permanecen ociosas en el resto del país. Los gobernantes que ha tenido el país llegan prometiendo de todo si se vota por ellos, pero apenas llegan al poder sus cuerpos y sus bolsillos empiezan a engordar, se olvidan de sus promesas y se aferran al poder como garrapatas, engordando con la sangre que chupan. Otros llegan como encantadores de serpientes con una chapa ideológica como escusa y la sugestión colectiva puede llevar al pueblo a situaciones inimaginables. Hoy, cuando todo el sueño se derrumba, el universo le ofrece a los venezolanos una maravillosa oportunidad, empezar a construir este país desde la base que ofrecen los valores del trabajo, de la amistad, de la solidaridad, de la entrega, un país donde se destierre para siempre el dolor, la angustia, el hambre, la miseria, donde lo construyamos en base al esfuerzo de venezolanos incansables con conciencia de terruño, de país, de patria, de nación, de república, no se trata de acumular riqueza quitándosela al otro, eso siempre ha sucedido y paso lo peor, llego el tiempo de que podamos compartir, distribuir, disfrutar, crecer, satisfacer necesidades, mejorar nuestro entorno, ser autosuficientes por lo menos en cuanto a lo que vestimos y comemos, construyendo un mundo donde nuestros hijos, nietos y generaciones futuras defiendan, y estén orgullosas del gentilicio venezolano.