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NUNCA PENSÉ QUE FUERAN TANTAS
Entrando a Barquisimeto, mi hijo Eddie mirando a su izquierda,
observa el amplio cementerio de la ciudad y exclama: “Son así
tanto los muertos! La misma frase ya había inmortalizado a
Dante Alighieri en una clásica obra medieval. La primera vez
que estuve en Río de Janeiro, observé desde un piso superior
la biblioteca del Instituto de Matemática Pura y Aplicada, y me
hice en silencio la misma interrogación en torno a los libros y
su disposición en anaqueles que parecían infinitos. Pero lo
más sorprendente para mí, muy lejos de las veleidades
intelectuales, fue ver en la misma ciudad, un prostíbulo que
semejaba un Arca (y no precisamente de Noé), que le hizo
decir a mi amigo Boris: “Nunca pensé que las putas fueran
tantas”.