Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 - Semana 6 - El día que el tiempo se detuvo
A las puertas del gran laboratorio se encuentra, imponente, la imagen terrorífica de aquella diosa ancestral. Dentro del inmenso edificio, en sus sótanos y a ciento setenta metros de profundidad, científicos, físicos y matemáticos juegan con la vida en el planeta, buscando emular aquella primera explosión que fue el principio de todo.
La "Razón" llevada a sus últimas consecuencias ya demostró una vez lo que puede generar: destrucción y muerte.
Se cuenta que minutos después de aquellas dos explosiones que acabaron con Hiroshima y Nagasaki, sobrevivientes caminaban como zombies mientras observaban como sus relojes se habían detenido en la hora, el minuto y el segundo justo en que cayó la bomba, al igual que el gran reloj de la estación de trenes de Hiroshima, el cual permanecía detenido, destrozado y derretido, como una pintura surrealista.
Esta vez la ambición y la soberbia del saber se empeña en repetir la misma historia.
El acelerador de partículas perdió el control abriendo un agujero negro que crecía descontroladamente, emitiendo destellos que a su vez generaban nuevas explosiones a lo largo del túnel de veintisiete kilómetros en que estaba ubicado, y como reacción en cadena: El Big Bang de nuevo. Pero esta vez para detener el curso de la historia humana. Murieron millones, y otra vez los relojes se detuvieron por la fuerza de la explosión. Casi ningún sobreviviente, todo arrasado, vuelto añicos por los efectos radiactivos, excepto esa imponente estatua, a la entrada del laboratorio ahora en ruinas, la de la terrorífica diosa ancestral: Shiva, la destructora.