Invierno en Menorca ( fotografías propias)
He tenido la suerte de visitar Menorca por primera vez en el mes de Febrero, cuando sus espléndidas calas estaban vacías y sus acantilados lucían sus rocas desiertas recortadas en un mar infinito.
En esta época del año, además , el campo, allá donde mires, brilla con un intenso color verde, salpicado de vez en cuando de casas de labranza, animales pastando y kilómetros de muros de piedra que parcelan el campo,
hasta en los lugares más inhóspitos, donde sólo crecen la manzanilla y el romero, batidos por el viento.
Es una isla solitaria, donde se respira paz, lejos del bullicio al que nos tienen acostumbrados los destinos “turísticos” en épocas estivales.
Desde el Norte más agreste, con sus costas más pedregosas, sus “puntas” y faros penetrando en el mar, previniendo naufragios cuando el mar se envalentona,
hasta las calas del Sur, con entradas semiocultas, a resguardo de curiosos,
de arena blanquísima y aguas turquesas,
o desde los acantilados del Oeste donde el sol nos ofrece su Poniente más esplendoroso
a los faros del Este, igualmente impresionantes , con sus antiguas fortalezas defensivas , restos de otras épocas, la Naturaleza, con mayúscula se enseñorea de nosotros.
En lo alto del acantilado, nos sentimos minúsculos y recordamos los versos de Alberti:
“El mar, la mar.
La mar.¡ Sólo la mar!”
O de Juan Ramón Jiménez:
“En ti estás todo mar, y, sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos de ti mismo!
abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen
besándose, apartándose,
con un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú y no lo sabes,
Tu corazón te late y no lo siente…
¡Qué plenitud de soledad ,mar sólo!
Qué preciosa la isla, @dulcinea. Y los colores del mediterraneo!
cierto
Muy bonitas las fotos.
Y muy acertado el título, que, con Muñoz Molina, me lleva a Lisboa; y a “Un invierno en Mallorca”, con músicas de Chopin y letras de George Sand...