las 10 mejores series ya sea de netflix o no que puedes ver
1.- Stranger Things (2 temporadas, 2016)
Me agacho que vienen collejas… Stranger Things es perfecta para un maratón rápido de verano con el nivel crítico tirando a derretido porque, al igual que Dark o The OA, está muy pero que muy sobrevalorada. Sin las referencias ochenteras y los 'homenajes' a otras historias ya contadas, el fenómeno no tendría cabida. Entra en la lista porque, pese al copieteo, tiene encanto y magnetismo juvenil, trabaja bien la tensión y cuenta con un reparto muy acertado.
2.- Narcos (4 temporadas, 2015- )
Un éxito tan inesperado como merecido. Una vez que aceptas que Pablo Escobar hable español con acento guiri, lo demás viene rodado: acción, mafia, corrupción y un brutal retrato poliédrico de uno de los criminales más despreciables y fascinantes del pasado siglo. La tercera temporada es, simplemente, otra serie. Igual de trepidante –o más– en cuanto a las tramas pero sin el magnetismo del protagonista. En la cuarta cambia el país (Colombia por México) pero se vuelve al origen: de nuevo se construye un icono que rezuma violencia, inteligencia y una gran variedad de grises en temas morales. Y todo con el ritmo y la estética que ya son marca de la casa de este clásico moderno de Netflix
3.- Peaky Blinders (4 temporadas, 2013- )
Mola todo. La recreación de esa Inglaterra industrial en el periodo de entreguerras, humeante, peligrosa y muy viva, es el escenario perfecto para una trama rollo El Padrino con un elenco de machotes insuperable. La banda sonora de festival indie ayuda también a definir la personalidad de una serie que se ha ganado la categoría de fenómeno navajazo a navajazo.
4.- Bates Motel (5 temporadas, 2013-2017)
Posiblemente es la relación madre-hijo más profunda, matizada y enfermiza que se ha retratado en una serie de televisión, hasta el punto de que va bastante más lejos que el planteamiento de Hitchcock en Psicosis, de la que funciona como precuela. La única pega es que la pareja protagonista tiene tanto magnetismo que las tramas secundarias siempre saben a poco… Quizá con dos temporadas contando su historia y la de nadie más habría resultado aún más redonda. La última temporada daba miedo por el (inevitable) giro radical que aborda, pero la forma de profundizar en la esquizofrenia paranoide nos regala unas escenas sublimes.
5.- Black Mirror (4 temporadas, 2011- )
Cuesta encajar Black Mirror en una clasificación como esta, porque hay capítulos que merecerían luchar por los primeros puestos y otros que la sacarían a patadas de la lista. Los primeros tres episodios fueron los del puñetazo en la cara del espectador, los siguientes marcan esa irregularidad que camina sobre la cuerda floja entre la genialidad y el absurdo ambicioso. La última temporada cuenta con los hallazgos más profundos, gracias a una apertura a nuevos géneros y, sobre todo, a un acercamiento más humano, más 'de verdad', a los conflictos que plantea la tecnología
6.- Californication (7 temporadas, 2007-2014)
Ya lo sé, no es la mejor serie de la lista, pero para mí es un referente vital. Californication tiene los diálogos más rápidos, lascivos, profundos, canallas, cañeros, románticos, ácidos, surrealistas, ofensivos y creativos que he visto nunca en televisión. Y aunque cuenta la vida de un escritor mujeriego, vicioso y tirando a acabado, también esconde una de las más bellas historias de amor. Como le pasa a muchas (y muchos) con Sexo en Nueva York, entre tanto cachondeo y aparente superficialidad subyace una conexión interna con el protagonista, una curiosa sensación que solo se da en las mejores ficciones de que en realidad están hablando de ti. De que Hank Moody no es David Duchovny, eres tú. Qué ganas de verme verla otra vez
7.- The Killing (4 temporadas, 2011-2014)
Es una obra maestra del género de los crímenes sin resolver… En su primera temporada. Si hubiera cerrado ahí, esta versión norteamericana de la serie danesa que puso de moda la ficción nórdica se consideraría de culto. Los protagonistas son como un Mulder y Scully –más bien Scully y Mulder– a los que un extraterrestre hubiera helado el corazón, y es maravilloso ver cómo empiezan a calentarse a la vez que buscan al culpable de un asesinato que duele de verdad.
8- Love (3 temporadas, 2016-2018)
Hay que ser muy millennial-viejuno (los nacidos entre 1980 y 1985, así a ojo) para empatizar con los protagonistas de esta anti comedia romántica… Y quien elabora este ranking, lo es. Un viaje complejo y superficial a partes iguales hacia las inseguridades de quien no sabe si está madurando o se está volviendo profundamente gilipollas, con el amor y desamor de un aspirante a guionista y una productora de podcast de radio como hilo conductor. Es la serie que debería haber hecho Woody Allen, y no aquella castaña con Miley Cyrus.
9.- Dexter (8 temporadas, 2006-2013)
Empezamos una especie de trilogía de asesinos en serie con un clásico de la televisión moderna. El exceso de capítulos y temporadas ha difuminado el valor de una serie que le cuela al espectador una premisa compleja –empatizar con el psicópata– gracias a una pirueta moral –solo mata a quien se lo merece– que se sostiene gracias a la inteligencia de los guiones y al carisma de su protagonista. Es demasiado procedural para un maratón, por lo que si te animas a verla te recomendamos que te la raciones con descansos de varios meses entre temporadas.
10.- Mindhunter (1 temporada, 2017- )
Es casi la única de la lista que solo cuenta con una temporada, pero tiene tanto empaque que merece el puesto. ¿Es lenta? Sí, bastante, pero es el ritmo más apropiado para que, muy poco a poco, el protagonista, con esa cara de buen chico (que tan bien se trabajó Jonathan Groff en Looking), meta el piececito en ese charco tan negro y tan denso que es la psicopatía. Un viaje cien por cien Fincher al origen de los estudios sobre asesinos en serie, al brutal y silencioso choque entre lo racional y el abismo de la mente humana.