El Perro Fiel (Novela sin terminar) Parte 12
Nico se retiraría y cerraría la puerta dejando sola a Tina quien con un suspiro se quitó el traje rápidamente, de pronto tenía mucho más calor que hace solo un momento, y por su parte Nico se retiraría a su cuarto a un paso algo acelerado para darse una ducha el también, miraba la mano con la que toco a Tina, esta temblaba ligeramente.
El agua fresca chocaba de lleno con el rostro de Tina, sentía como poco a poco el calor le abandonaba y el dolor se reducía, de momentos el agua pasaba por sus oídos obstruyendo todo sonido, solo podía percibir el fluir del agua, era muy relajante, pero al disiparse el mundo solo quedaba su mente hiperactiva. Recordaría destellos de aquel combate, eran como si el mundo hubiera estado a oscuras y solo había luz cuando ellos chocaban sus sables, esos instantes quedaban como fotos en su mente, y en todos estaba el rostro de Nico, despreocupado, animado, parecía que de verdad gozaba aquel combate, y al mismo tiempo algunas memorias se colaron en el camino, memorias de aquellos lejanos veranos en los que jugaba con el mayordomo de su abuela, cuando le cargaba, cuando le enseñaba, era la misma la cara, la misma sonrisa - El nunca cambia. - susurro antes de retirar la cabeza de la regadera para tomar el jabón y lavar su cuerpo.
De pronto volvería a recordar esas imágenes que pasaron por su mente, esas en las que Nico la consentía en la bañera, le resultaban muy tentadoras, y mientras sus manos recorrían su cuerpo lentamente con el jabón, su mente seguía tratando de comprender el por qué, ya fuera por la fatiga, por su inmadurez de querer ser consentida, o algo más, algo que le hacía pensar más y más en Nico, en esos brazos fuertes, en ese pecho marcado, en esas manos, esas manos duras y a la vez tiernas. Tina regresaría en si misma parando en seco, soltaría el jabón y dejaría lo que estaba a punto de hacer, abriría el paso del agua a todo lo que daba, dejando que el agua fría se llevara el jabón en su cuerpo, y ese calor que la invadía, por alguna razón sintió pánico, no comprendía lo que le sucedía, pero el potente chorro de agua lograría su cometido, y ya con la cabeza fría saldría de la ducha directo a la bañera caliente.
Ya dentro del agua fue como pasar a otro universo, las sales del agua penetraban su piel y relajaban sus músculos, el calor la envolvía como un abrazo, los aromas la dispersaban, sentía como si su propio cuerpo se estuviera disolviendo en el agua, no sentía nada, y a la vez podía sentir todo tipo de estímulos agradables, incluso sus oídos se deleitaban con le ligero cantar de algunas aves afuera de su ventana. Tina no pudo evitar volver a pensar en Nico, en como había preparado con tanto cuidado ese baño para ella, el agua que la envolvía se sentía como uno de sus grandes abrazos, se sentía ligera, como cuando él la cargaba, de pronto se dejaría llevar de nuevo por esas fantasías - ¿Qué hubiera pasado si… Lo hubiese dejado desvestirme? – susurro en voz baja para sí, era una buena pregunta, y la respuesta podría ser igual de buena, si tan solo la supiera, ya que durante los últimos días Nico se le había estado haciendo más difícil el actuar como siempre ante ella, era más sencillo jugarle bromas, y no pudo evitar dejar escapar una sonrisa que mezclaba una ligera malicia en sus ojos y una bella ternura en sus labios. Se distraía dejando caer gotas de sus dedos en el borde de la bañera a ver cuáles caían dentro y cuales afuera, mientras imaginaba las posibilidades, podría ser que si no lo detenía este solo le quitaría las botas, abriría su cierre en la espalda y se marcharía como hace un rato, pero por otro lado, esta esa posibilidad, una en la que él le quitaba las botas, mientras un caricia se escabulliría por su pierna, luego el cierre de su espalda, lo abriría despacio, mientras le acariciaba descendiendo por toda su espalda, y al llegar al final, subiría son sus manos por toda su espalda de regreso a sus hombros, para así ir retirando el traje con delicadeza mientras sus manos acariciaban sus brazos.
El sueño pudo haber durado un poco más, pero el tiempo seguía su curso, un par de golpes en la puerta la despertarían de su trance - ¿Tina, Ya estás lista? - pregunto el protagonista de su fantasía al otro lado de la puerta.
La joven rápidamente buscaría una toalla en la que envolverse y secarse lo más rápido que pudo. Tras unos minutos saldría del baño cubierta en una bata de baño a donde Nico la esperaba, este se había duchado y cambiado, usaba una ropa ligera y no su uniforme de mayordomo, también tenía en sus manos una botella con algo de aceite.
_ ¿Cómo te sientes? - Pregunto Nico caminando hacia la cama.
_ Me siento increíble. - dijo con un tono relajado y de alivio – ¿Por qué estás aquí? -
_ Mi trabajo aún no ha terminado. - respondió tomando una banca – Secare tu cabello. -
_ ¡¿Que?! ¡No! - respondió de inmediato – Digo… ¿Por qué? -
_ Bien, si no quieres… - tomo las cosas y se dispuso a marcharse.
_ ¡No! - exclamo de nuevo tomándolo del brazo, luego tomo una pausa para calmarse – *Digo… Si me gustaría, es solo que… * - aparto la mirada mientras seguía tomando su brazo esta vez con algo de vergüenza.
_ Mi pequeña Tina. - deslizo su brazo para zafarse y tomar su mano, luego la guió al banco – Estas semanas no he sido más que un entrenador, déjame esta vez consentirte como cuando eras niña, después de como haz mejorado hoy creo que te lo ganaste. - dijo tomando el peine para desenredar su cabello.
_ ¿No es molestia? –
_ Para mi es un placer. - le susurró al oído provocando un ligero sonrojo en la chica.
Con cuidado Nico tomaría el peine y empezaría por desenredar un poco sus cabellos, y de nuevo los recuerdos invadirían a la joven que revivía esos años de dulce niñez, tiempo atrás cuando de niña le costaba cepillar bien su cabello, pero ahí estaba Nico quien con una mano cariñosa la peinaba, la hacía sentir como si fuera una princesa, luego el sonido del secador y la cálida brisa que soplaba revivía mas recuerdos, todos tan agradables, aunque pasaran los años el seguía siendo el mismo con ella. Tras un rato de peinar y secar, las hondas naturales de Tina se marcarían, no cualquiera sabia peinarla, pero el, quien hizo ese trabajo desde niña nunca le falló, y al terminar Tina se dispuso a apreciar el trabajo.
_ Me hace sentir una niña otra vez. - dijo pasando sus dedos con facilidad entre sus cabellos.
_ Pero ahora eres una bella joven Tina. -
_ Me alegro de que lo notaras. - dijo en un tono de Vanidad fingida seguida de una risilla.
_ Bueno, lo que sigue, acuéstate en la cama. - dijo tomando la botella de aceite que había traído – Te haré un masaje en las piernas para aliviar tus músculos, así podrás estar muy bien para esta tarde. -
_ Me gusta cómo suena eso… - se levantaría para tomar posición en la cama, pero de inmediato notaria un detalle importante, ella había salido directo del baño cuando el llego, y no se había tomado el tiempo de ponerse ropa interior.
_ ¡Espera! - exclamo de sorpresa haciendo que casi se le caiga la botella a Nico – ¡Date la vuelta! –
_ Pero por q… - trato de dirigir la mirada a Tina, pero esta lo detuvo de golpe haciéndolo voltear y alejarse.
_ ¡Solo hazlo! Si te das la vuelta lo pagaras. -
_ Ok… - mantuvo su postura mientras su agudo oído percibía como un cajón se abría, escuchaba el sonido de la tela revolverse, luego escucharía una tela gruesa caer, finalmente el sonido de la tela deslizando por la piel, justo ahí la mente de Nico había armado todo el escenario, y un ligero sonrojo invadiría su rostro.
_ L-Listo. - dijo Tina permitiéndole voltear a verla, solo vestía unas bragas y una camisa ligeramente holgada.
_ Oye podrías vestirte un poco más… - aparto un poco la vista, a pesar de que no podía evitar mirar con algo de disimulo.
_ Tu dijiste que el masaje era en mis piernas, si me pongo un pantalón no podrás… - también aparto la vista mientras que usaba un poco su camisa para cubrirse, pero sin darse cuenta esto solo marcaba más sus atributos y el hecho de que no estaba usando un sostén.
_ E-Entonces solo recuéstate en la cama. - exclamo dándose la vuelta, la vista era demasiada tentación para él.
Tina se recostaría boca abajo en la cama, buscaba la manera de ocultar su rostro enrojecido, pero al momento se daría cuenta de que la postura que tenía también la dejaba expuesta de otra forma, una en la que Nico pudo apreciar muy bien la figura de aquella joven, que para ser baja de estatura parecía tener piernas largas y bien formadas, su piel se veía tersa, y ese color ligeramente acanelado era perfectamente parejo, no parecía tener marcas de bronceado, sus caderas y su cintura se juntaban en una curva perfecta, ni hablar de las otras curvas, incluso se marcaban de forma muy sensual un par de hoyuelos sobre su coxis que invitaban a ver el delicado arco que hacia su espalda. Nico intentaría calmarse antes de comenzar, tenía que ser objetivo, solo quería hacer algo bueno por Tina, así que con el aceite ya en sus manos procedería frotarlas para generar calor, pero apenas empezar el masaje podría escuchar ligeros quejidos de Tina que esta estaba conteniendo – ¿Te duele? - pregunto Nico tomando una pausa, a lo que Tina sin voltear le haría una seña indicando que estaba bien. Pasados unos minutos los quejidos de Tina desaparecían, pero darían paso a suspiros de satisfacción, esto, más la imagen que tenía frente a sus ojos le ponían más nervioso, en una jugada desesperada Nico cerraría los ojos para reducir el riesgo, pero esto solo lo empeoraría, ya que se concentraría más aun en su tacto, sintiendo en detalle a Tina en sus manos, también afinaría más su oído, provocando no solo el aumento de los sonidos que Tina hacía, sino también de su imaginación, torturándolo mucho más que antes.
Nico le diría que había terminado con la parte posterior, ahora debería darse la vuelta, esta vez se centraría en serio, no la miraría en ninguna parte que no fuera el punto en cuestión a trabajar, por su parte Tina lo vería discretamente entre el espacio dejado por sus brazos que usaba para cubrir un poco su rostro, se veía tan concentrado, verlo trabajar era impresionante, ese enfoque en todo lo que hacia la maravillaba como la vez en que lo observó preparar una simple taza de café, podía ver esos ojos amarillentos detrás de algunos mechones del cabello suelto de Nico, aún seguía húmedo, incluso estaba tentada a peinar su cabello con sus dedos, pero no quería arruinar su concentración, para Tina este era un momento magnifico, lo tenía para ella sola, concentrado solo en ella, la alegría se manifestó con un ligero sonrojo, cerraba su puño en la sabana y apretaba los dedos de sus pies cuando la tocaba en algún musculo sensible, dolía, pero era satisfactorio al mismo tiempo, tanto que trataba de contener su voz tapándose la boca ella misma, sentía que estaba haciendo una imagen vergonzosa, y aun así no podía dejar de sonreír tras su mano, temía que el viera su expresión, y aun así quería que la mirara.