La familia es el primer ambiente vital con que se encuentra el hombre al venir a este mundo, y su experiencia es decisiva para siempre.
Confiar en tu familia implica ser paciente y saber esperar.
Amar a tu familia es buscar el bien integral de sus integrantes.
El amor entre padres e hijos, y con la familia extendida, también debería incluir la amistad, cariño, afecto, y sobre todo la caridad.
Es en la familia donde se hace posible el amor, el amor sin condiciones.La familia es un centro de intimidad y apertura.
El afecto en la familia estimula el aprendizaje y desarrolla la inteligencia gracias a la sensación de seguridad y confianza que otorga y que se desarrolla lentamente a través de la infancia, la niñez y la adolescencia.
El amor auténtico es el más eficaz creador y promotor de la existencia.
Evita descargar sobre tu pareja e hijos tu coraje, impaciencia o frustraciones, no les eches en cara sus torpezas, fallas y malas acciones.
Valora realmente la trascendencia de tu amor a los hijos. Tu amor será responsable de que ellos alcancen la estatura que deben llegar a tener, en todos los aspectos de su persona.
No le des a tu familia un ambiente de despego y egoísmo, mejor llénala de ternura, orden y sencillez, ya que esto infulirá especialmente en los niños y en los más jóvenes.