Madurez, el rol de la gente ciega || El arte de crecer sin patrones de conducta.
Cada día nos levantamos y cumplimos con nuestras actividades regulares, solemos decir, ver y hacer lo mismo. Al adquirir más edad, nuestra vida empieza a tornarse más monótona y vamos perdiendo la capacidad del asombro. Ustedes se preguntarán a que me refiero con esto, y es que esta capacidad que nos caracteriza desde nuestra infancia, es fundamental para nuestro desarrollo como seres humanos. A menudo escuho la palabra "madurez" y la verdad es que me genera una gran incógnita debido a la infinidad de conceptos y respuestas que este factor trae consigo. Quiero compartir un poco con ustedes cual es la conclusión a la que he llegado en base a mi experiencia tomando en cuenta mi corta edad. Jugar el rol de la edad adulta nunca me ha dado muy buenos resultados, muchas veces confundí las responsabilidades con la forma de como ver las cosas, por la simple razón de que pensaba que tenía que abandonar cosas que me gustaban por tener que adoptar este patrón de comportamiento que nos impone nuestro entorno social o para ser más precisos, el sistema. A lo que quiero llegar con todo esto, es que en la mayoría de los casos a consecuencia de estas etapas, las personas se bloquean emocionalmente y lo negativo empieza a predominar sobre lo positivo porque ya nada les parece emocionante, no nos permitimos sorprendernos por cosas que por tan simples que parezcan, pueden llegar a tener una maravillosa cualidad para abrirle paso a nuestra imaginación, alimentar la creatividad y sentirnos inspirados.
Subimos al tejado de la casa para poder hacerla, tardamos 10 minutos escalando dos techos con una escalera vieja para poder llegar).
Admirar el cielo desde el centro de la ciudad, escuchar al chico con su guitarra que canta por las calles, ver a las personas caminar y pensar que hay en ellas mas allá de lo que a simple vista se vé, atreverse a hacer un nuevo amigo en el autobús, rescatar nuestros sueños de la infancia, subir las escaleras al ritmo de una canción, tomar alguna desición tirando de una moneda, dar un cocierto en la ducha o simplemente disfrutar nuestro café de la mañana como si fuese el primero de nuestra vida, son cosas que vamos abandonando a medida que vamos creciendo y es algo que no tiene que ver con madurar en lo absoluto. Al parecer, dejar los problemas a un lado por ratos, suele ser un gran problema para una persona adulta, pensar solo en las cosas buenas, como hacen los niños, aveces es una tarea imposible para nosotros. La pelea de dos infantes dura lo que una lagrima tarda en llegar al suelo, porque la emoción y la ganas de recrear cosas felices son mas grandes que cualquier problema de cual florece una solución al final del día.
Ser una persona madura va más allá de nuestro comportamiento, cegarse de las grandes cosas que nos brinda nuestro entorno es algo ajeno a ser grande y responsable. Simpre tendrás un problema, solo no olvides acompañarlo de alguna tontería que pueda sacarte una sonrisa y contagiarla, siempre mantente atento con cada detalle, porque puede ser que algún día entre unos feos y aburridos ladrillos pueda nacer una maravillosa flor. Aférrate a las ganas de explorar cosas nuevas tal y como un niño.
Quiero darte un consejo, nunca olvides que eres valioso e importante, no tienes que hacer algo que no te guste para ser "alguien en la vida", ya eres alguien.