LA CONDENA DE SIRENA

Coronada como princesa de Gilandia, Sefora perdió a sus padres en una extraña muerte que vino sobre ellos, quedando huérfana, asumió el reinado junto al príncipe Darich, enamorados vivieron mucho tiempo, pero ella desde la muerte de sus padres no entendía por que se sentía con una sombra que le rodeaba; aunque no la veía solo la podía sentir, nuca se lo comento a Darich, un año más tarde deciden hacer un viaje en barco hacia islas desconocidas, pero al embarcar, ella un sentía esa extraña sensación.

Adentrándose en la profundidad del océano Sefora comenzó a tener extraños sueños donde era sumergida en las profundas aguas del el inmenso océano al despertar y salir de su camarote se encontró con una extraña tormenta que asechaba a la nave, el dios del mar estaba reclamando lo que según un viejo pacto le otorgaba como suyo, ninguno de los marineros sabía que podía ser. Fue allí donde la reina de Gilandia entro en un éxtasis de una visión que la llevo hasta el momento del pasado donde sus padres pidieron una hija a los dioses y fue el dios del mar quien le concedió a ellos este deseo, con la condición, que al cumplir la mayoría de edad ellos la entregarían al mar, pero ellos no cumpliendo con el acuerdo Poseidón tomo sus vidas, ahora que la reina estaba en el mar reclamaba que ella se entregase o la tripulación perecería y su amado junto con ellos moriría. El dios del mar hirió a Darich con un profundo dolor.

Él le pedía a la reina que no lo hiciera, pero ella en su gran amor, tomo la decisión de saltar al profundo océano para poder salvar a su amado y a los tripulantes de la nave, sus siervas no la pudieron retener y siendo sumergida por el poderoso mar del triángulo fue convertida en sirena ya no la volvieron ver, pero aunque ellos no la miraron ella si los logro observar a la distancia del fondo del mar.

Un inmenso dolor, tan grande como el océano, y por ese amor que se tenían el mar le dio un día bajo el sol a una sirena cautiva, en ese día se lograría encontrar con su amado que la buscaba ansiosamente, al finalizar el día regresaría al mar como sirena, así un día cada año solo para reencontrar a su amado.