MI vida en letras. Diario de una Psicóloga Feminista

Provengo de un pueblo llamado Araure, en el caluroso estado Portuguesa de mi bella Venezuela. Fui criada en Cabudare, en el estado Lara, la capital musical de Venezuela. Soy la tercera hija del matrimonio de mi mamá María Antonia y mi papá Diógenes José, una hermana mayor Lelia María José, mi hermano Diógenes José y yo que no llevo el José, pero si el María (dato curioso: ahora que me doy cuenta a nuestro núcleo familiar lo une María y José, no sé que signifique, solo lo acabo de descubrir jeje).

La riqueza familiar y, no de dinero precisamente, rica en diversidad y calorcito humano. Tengo familia esparcida por casi todo el territorio nacional. Mi padre es oriundo de Puerto Ayacucho, estado Amazonas y mi madre de Piritu, estado Portuguesa. Mi infancia transcurrió entre viajes y aventuras por los llanos, la sabana, la selva amazónica, las playas y los ríos venezolanos. Me considero afortunada en estos momentos, en decir que conozco casi todos los rincones de mi país, su gente, su cultura y la esencia del ser venezolano, en mi caso ser venezolana.

Desde que tengo 13 años he trabajado en el negocio familiar, mi madre siempre ha sido una mujer que le gusta asumir retos. Sus emprendimientos transcurrieron entre mercados buhoneriles, transporte escolar, venta de panes caseros, tortas, ponquicitos hasta que finalmente encontró su lugar en las empanadas, ¡sí! las empanadas, ella decidió un buen día dejar todos esos intentos de independencia económica (economía informal) y se decidió alquilar un espacio, comparase dos cavas de anime, preparar dos tipos de jugos (parchita y piña) llenar con eso una cava y llenar la otra de empanadas. Con este negocio ella logró sacarnos a los tres adelante, como decimos acá “echarle pichón” y tener más tiempo para compartir en familia, una idea genial por que convirtió su negocio, en negocio familiar (allí todos trabajamos, y al mismo tiempo estudiábamos). Yo les confieso que no era mi trabajo favorito, y a ella le agradezco el valor que ahora le doy al trabajo y esas ganas que tengo siempre de arriesgarme y asumir retos (seguro en otro post les comparto la historia completa de mi madre).

Trabaje allí hasta que me gradué como Psicóloga, harán ahora casi 10 años, ella aún conserva su negocio, ya no puede vender empanadas por la situación que está atravesando el país, pero a sus 65 años decidió cambiar de rubro y hacer masas de maíz pilado, ahora tiene una fábrica de masas y la gente hace cola para comprarle, su espíritu de emprender es incansable. Mi padre es un apasionado de la vida, la agricultura, la escritura, la enseñanza, la música y los compartir en familia (a él le debo mi lado hippie). Fue un maestro normalista, de esos que ya no se gradúan. Trabajó en escuelas granjas, en caseríos enseñando a niños y niñas las bondades de la tierra y la música, es un músico autodidacta (guataquero se les dice acá en Venezuela), nunca estudió formalmente la música, y así la enseñaba. Luego de muchos años lo designan como profesor de cultura y comienza a dirigir corales y orfeones escolares. Llevando la música tradicional, no sólo del estado Lara (donde tuvo la oportunidad de ejercer la música) sino de toda Venezuela y su pasión, la música llanera Venezolana (seguramente dedicaré un post a contarles su historia completa). Por los momentos, sino se han dado cuenta, por mis venas corre sangre apasionante, luchadora, arriesgada, optimista y empoderada. A los 23 años me gradué de Psicóloga en la Universidad Yacambú, a los 30 años me estaba graduado de Magíster en la Universidad Lisandro Alvarado y me oficialicé académicamente como feminista.

Ese mismo año me uní con el que hoy es mi compañero de vida Johan Gimenez, es músico percusionista y estudiante de Psicología (yo no logré heredar el oído musical, perdí la cuenta de cuantos cuadernos pentagramados me compró mi padre, era su última esperanza, ni mi hermano y tampoco mi hermana heredamos su oído musical). Lo que si les puedo decir que heredé fue la pasión por cualquier expresión cultural, no en vano siempre me he desenvuelto en ese medio y me casé con un músico. También siempre he tenido la tendencia a vincular la psicología con las expresiones artísticas.

Ahora quiero hacer un paréntesis y contarles una parte de mi vida, que me ha llevado a reflexionar muchísimo sobre las maneras de vivir y en especial sobre mi manera de vivir. Esta historia comenzó cuando tenía 13 años y me diagnostican con algunos problemas de columna y un quiste en la parte baja de la espalda, problemas que desde ese entonces hasta la actualidad me han acompañado. Ese quiste me causaba muchas molestias y hacía que mi pierna derecha se desmayara sin razón aparente, consulté muchos médicos y todos me decían que era mejor dejar el quiste como estaba porque me podían causar mucho más daño si lo sacaban, yo guardándole fidelidad a mi terquedad, di y di hasta que conseguí un cirujano que me dijo que él me operaba y me sacaba eso, pues bueno todo se dio con normalidad me extrajo el quiste y en apariencia había sido un éxito la operación, transcurrieron los años y experimenté lo que yo le llamaba “la nalga muerta”, había perdido sensibilidad en mi glúteo derecho y era mi zona favorita para cualquier inyección, no sentía nada. Me explicaban que a veces suele suceder que algunos nervios de la piel mueren con la herida que ocasiona el bisturí.

Pasaron 5 años y mi “nalga muerta” comenzó a despertar con una sensibilidad un poco extraña, molesta, incomoda, mi pierna derecha se comenzó a desmayar de nuevo y me dan como una especie de calambres, la piel salta sola (como los caballos, no sé si los han visto, se les mueve la piel involuntariamente). Todo esto me lleva a regresar a los especialistas, voy a un traumatólogo y me realiza una serie de exámenes, a los cuales ya estaba acostumbrada (examen físico, resonancias magnéticas) y otro que por primera vez experimentaba electromiografía (lo utilizan para examinar la conducción nerviosa en actividad eléctrica y refleja de las neuronas periféricas).

Estos resultados no fueron nada alentadores en mi columna una nueva lesión ahora en S1 y algo que ellos llaman radiculopatía en L4, L5 y S1, combinado con un nuevo diagnóstico denominado neuropatía sensitivo motora en la pierna derecha, para resumir un poco significa pérdida de movilidad y fuerza en la pierna derecha, eso me causa mucho dolor, para lo cual me diagnosticaron con dolor crónico y me recetaron psicotrópicos para aliviar un poco los dolores en mi perna derecha. Como verán mi terquedad me lleva ahora a un diagnostico que me acompañará toda la vida, ahora entiendo que querían decir algunos médicos con que podía ser peor extraer el quiste y era mejor dejarlo donde estaba.

A los lugares donde me toca presentarme, siempre trato de contar un poco sobre mi historial médico, tengo una larga lista de vistas a varios especialistas y no en vano trabajé 5 años en un hospital. Desde ese momento en mi vida cuando me descubrí tan incomunicada con mi cuerpo, tome una decisión que ha marcado un antes y después. Yo decidí desde hace 4 años escuchar mucho más las señales de mi cuerpo, por muchos años silenciaba a cualquier síntoma que mi cuerpo me enviase, como hacían los antiguos reyes cuando no les gustaba un mensaje que le llegaba, mandaban a matar al mensajero, eso hice durante mucho tiempo y he comenzado un camino mucho más amigable conmigo y mi cuerpo estos últimos años.

Conocí una técnica llamada mindfulness o atención plena, que es traída a occidente por el Dr. Jon Kabat-Zinn en el año 1970 en EEUU. El mindfulness llega a mi vida para darme una visión mucho más compasiva conmigo y mi cuerpo, me apasiona tanto este trabajo que decidí iniciar una clínica para dar mi testimonio y enseñar a otras personas las bondades de este técnica (que más adelante dedicaré una sección semanal exclusiva para hablar de esta técnica). Lifefulness así decimos colocarle como nombre y en las redes nos conocen como @tulifefulness, es una institución creada para enseñar y promover la salud mental, física y espiritual de todas las personas a través de la atención plena.

Soy fundadora de esta clínica que funciona en barquisimeto, estado Lara, tengo un equipo de trabajo maravilloso que me creyeron cuando les hable de esta técnica y decidieron emprender este camino conmigo. Esta técnica meditativa me ha llevado a transitar por mí, a cultivar el no hacer y llegar a mi ser, descubrirme a mí, allí sentada con actitud compasiva y en la quietud he descubierto cosas maravillosas de mi vida. Esto me ha llevado a sus bases doctrinales, la meditación Vipassana, técnica con la que el Buda (Siddartha Gautama) se iluminó hace 2500 años. Yo me siento afortunada porque en Venezuela tenemos dos centros de meditación Vipassana, donde puedes ir a profundizar más sobre esta técnica. Me formé el año pasado como estudiante antigua de esta técnica, fueron 10 días de noble silencio, 10 días conmigo y todos mis mostritos internos, luego les cuento más acerca de esta experiencia. En la meditación he descubierto mi vocación y yo misma he decidido como misión de vida, llevar a más y más personas esta técnica que para mí ha marcado y me ha regalado la plenitud de la vida.

Ahora estoy por comenzar un nuevo camino, nuevos horizontes se expanden ante mí para ser explorados y estoy segura que la meditación me acompañará en cada paso que dé y podré sembrar semillas en cada persona que encuentre en mi camino. Quiero agradecer a la vida por darme la oportunidad de experimentar cada reto que se me platea, escribir para ustedes es un reto para mí, agradecer a cada uno de ustedes por haberme leído y muy especialmente @elinderzambrano y @rafalex51 por abrir las puertas de esta plataforma para mí. Tengo muchísimas cosas que contarles, desde ya estoy trabajando en escribir y producir material interesante e historias apasionantes que puedan ser dignas de su tiempo para leerlas.

En gratitud eterna con esta plataforma por tan valiosa oportunidad, y recuerden “hagan del camino de la vida su meta”
Att
MN