Novata y candidata, Rojas va a la final de salto triple
Una gran rival, la colombiana Caterine Ibargüen, había dado el primer golpe sobre la mesa con un único vuelo de 14,52, suficiente para cerrar la sesión con la mejor marca.
Rojas e Ibargüen son favoritas en la final de salto triple. (Foto: Getty Images)
Juvenil, alegre y distendida. Así se mostró durante el sábado Yulimar Rojas, la gran esperanza de Venezuela, que busca su primera medalla de los Juegos Olímpicos, tras completar su clasificación a la final del salto triple. Y es que Rojas ejerce de novata en la mayor cita posible del atletismo pese a que, a su tierna edad de 20 años, haya vivido ya multitud de sensaciones sobre la arena del foso. "Soy muy joven y he logrado cosas muy rápidamente, pero estoy serena y muy orgullosa de llegar a una final olímpica. Creo que mañana estaré mejor, sin molestias físicas, y no cometeré los errores que hice hoy. Será un gran día, el más esperado desde que empecé en el deporte, y tendré un mejor registro", aseguró Rojas tras acabar séptima clasificada de la ronda clasificatoria, con una distancia de 14,21 metros. Su gran rival, la colombiana Caterine Ibargüen, había dado el primer golpe sobre la mesa poco antes con un único vuelo de 14,52, suficiente para cerrar la sesión con la mejor marca. Al duelo regional entre Colombia y Venezuela en esta prueba debe unírsele también el generacional entre Ibargüen, de 32 años, y Rojas. Pero si bien la final promete emociones fuertes, la oriunda de Caracas rebaja tensiones en la previa, quizás en parte para desarmar a la actual campeona mundial, una saltadora de tanta técnica como garra, que suele responder en momentos de máxima exigencia. "Caterine es una buena persona y tremenda competidora", asegura. "La relación es buena, no hay nada raro, aunque durante la competencia no hablamos. Es un orgullo para mí que Sudamérica esté presente a nivel mundial, con las dos mejores saltadoras". Amante de la música electrónica, el pop y el reggaetón, Rojas tenía predilección también por el voleibol en la adolescencia, pero pronto su altura de 1,92 sedujo a los entrenadores de atletismo, y desde entonces no dejó de crecer, también en lo deportivo. Risueña y feliz, Rojas no transmite por ahora el ardor guerrero de Ibargüen, capaz de esfumarse del estadio olímpico sin mediar palabra, como si le bastara con las cifras. ¿Será necesario superar la barrera de los 15 metros para colgarse el oro? "Veremos. La pista aquí está muy bien y sé que tengo muchas posibilidades de estar en un podio olímpico", expresó Rojas, consciente de que Venezuela ansia verla subida en lo más alto del cajón. "Siento un poco la presión", reconoce. "Estoy pendiente de todo lo que pasa en mi país, pero lo principal ahora es mi competencia. Vengo luchando desde que salí de mi casa".
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