Entre versos, rimas y algoritmos

Si hay dos campos que pocas veces estamos acostumbrados a mezclar o a congeniar es el arte y la ciencia; esa imagen que pasea por internet sobre un cerebro que se divide entre la monotonía gris de la lógica y los números y el espontaneo y pintoresco lado artístico no siempre, como pareciera, son dos lados separados y distantes. Hay muchas personas que son muestra de ello y yo soy una de esas personas.

Me encanta la literatura y la poesía, desde pequeño no podía evitar escribir en la parte trasera de mi cuaderno los versos más enamorados para la niña que amaba. Siempre tenía algo nuevo que expresar, pero esa pasión aumentó cuando leí mis primeros versos de Neruda y de Benedetti: me inundé en un sinfín de libros de todo tipo hasta la actualidad donde tengo todavía un fuerte habito de lectura (yo diría muy saludable).

Pero también hay otra pasión desde que tengo memoria: las computadoras. Me encantaba configurarlas, hacerlas funcionar, jugar con ellas, probarlas hasta estropearlas. Y acaso no me pareció magia cuando aprendí mi primer lenguaje de programación, mi primer "Hola mundo" y me percaté de la belleza de hacer funcionar una computadora; como un conjunto de ordenes lógicas abrían un mundo lleno de posibilidades y desde entonces soy un apasionado de la informática, me apasiona la programación, trabajo con eso y lo disfruto (aunque a veces me haga gritar de desespero). Mis campos favoritos son la inteligencia artificial y la realidad virtual. Y actualmente estoy estudiando Ing. en informática y espero muy pronto terminar para seguir haciendo cosas increíbles.

En resumen, soy un joven estudiante venezolano, ese país que me vio crecer; escribo (aunque no sea el mejor escritor), leo (aunque tampoco sea el mejor lector) y programo. No solo esos términos definen mi vida, hago muchas otras cosas (me encanta aprender), sin embargo, esto es solo una introducción a mí mismo y espero escribir mucho más y que así me puedan conocer mejor.

Y quiero terminar con una frase sacada de la biografía de Steve Jobs de Walter Isaacson, en la que siguiendo el ejemplo de Ada Lovelace (Escritora y poeta, y además considerada la primera programadora de ordenadores) dice algo como:

"Luego leí algo que uno de mis héroes, Edwin Land de Polaroid, dijo sobre la importancia de la gente que podía colocarse en la intersección de las humanidades y las ciencias y decidí que era lo que quería hacer".

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