Poema, Saltamontes y Naturaleza
Un saltamontes
Verde como la hierba
Pero él mismo
En la tranquila terraza
No sé si tengo miedo
O intenta adivinar los pasos
El sol cae
Por nubes gigantes
Pero él es leal
Cultivando césped todos los días
Cuando el saltamontes salta
Evitando la excavadora
O los vientos crueles de la civilización
Un saltamontes
Verde como las hojas
Siéntate con las piernas cruzadas en silencio.
O bien esperando la lluvia
O componer una oración
¿Por qué cosas no podemos orar?
En el cielo gris
En un corazón helado
La falta se vuelve insulsa
La tierra se tambalea
La gente de al lado se conoce y abre sus corazones a los demás. Mostrando lo que hay dentro. La hoguera encendida también hacía brillar lo que se exhibía. Destellos rojos, morados, verdes y azules. Un destello que me dejó sin aliento.
Y el viento sopló en una dirección tan inesperada. La gente de al lado sintió que el universo pronto terminaría. Retrocedió como antes. Continuó manteniéndose en secreto.
Un secretismo que deja a los de al lado sólo pensativos. Luego, después de mostrar lo que había en sus corazones, las personas que estaban a su lado se dieron palmaditas en el hombro. Y aunque no había ningún sonido, las miradas de la gente a su lado eran tan profundas.
Es tan profundo que me recuerda al sueño en zigzag que custodiaba el chico del sombrero redondo. La criatura que tiene uñas largas que se pueden meter y sacar como las garras de un gato. El bicho raro que suele rondar el mercado.
Sin cansarme nunca de rascarle la espalda a quien me ofrezca el precio más bajo. Luego, cuando la hoguera empezó a apagarse, la gente de al lado siguió adelante. Continúa tomando el camino que acaba de tomar. Los hay a la izquierda, a la derecha, al frente, a atrás.
También hay algunos que brotan hacia arriba o se entierran en el suelo. O incluso dirigirse hacia tu casa. En tu habitación. Transformarse en ropa. La ropa que más te gusta. Llevas la ropa (cuando llega el momento) con orgullo. Y cuando te miras al espejo, ves que el vestido abraza fuertemente las curvas de tu cuerpo.
Pero no sientes que en lo profundo del espejo hay una figura clara que siempre está tratando de decirte que el universo terminará pronto. Retrocedió como antes. Aquellos que lo pierdan volarán como saltamontes.