#sv-escritura // Las flores del frente.

Vamos a volar por los profundos sueños, vamos a correr por las praderas del viento y hablar con las flores.

Se quejaban las flores del campo cuando el grangero sembró petunias, las culpaban de tomar toda su atención, las señalaron como responsables de la falta de agua, sin considerar la sequía, incluso les enviaron muchas hormigas por envidia de sus pétalos brillantes y coloridos.

El grangero salió y observó tal maldad, pero decidió esperar para saber que harían las petunias. Cuando llego el ejército de hormigas vino la destrucción, con hojas rotas, el suelo quedó manchado por el dolor de cada pétalo que padeció el feroz ataque.

Con dolor el grangero observó la plaga enviada y necesito sostenerse para no intervenir, ¿ahora cual será la respuesta? El ejército invasor tomó lo que pudo, convencido que nunca volverían a ser igual de hermosas y jamás volverían a opacar con su belleza a nadie. Al retirarse dejaron atrás mucha desolación y dolor, madres llorando, niños huérfanos, padres que perdieron a toda su familia. La comunidad de petunias quedo gravemente marcada por una guerra sin sentido.

Reunieron lo poco que quedaba en el campamento, se juntaron en las casas de los recuerdos, y aunque muchas pensaban en la venganza, prefirieron comenzar a reconstruir. Pasaron muchas lunas y aquellas envidiosas del campo sentían que habían ganado la guerra, pero el granjero observó como con mucho esfuerzo y dolor las petunias absorbieron poder de la tierra y comenzaron a sanar de adentro hacia afuera. Aun cuando sus pétalos y hojas no habían brotado, poco a poco fueron fortaleciendo sus tallos y raíces.

Había tanta felicidad en el corazón del grangero qué miro cuando las petunias se reunieron con las hormigas y las perdonaron, ya no se veían hermosas, así que no representaban una amenaza para nadie, pero aquellas corrompidas por la maldad necesitaban verlas muertas, y el hecho de que estuvieran horribles no era suficiente.

Pensaron hablar con el granjero para persuadirlo qué erradicara esa hierba seca de su campo, no había lógica para ocupar ese terreno con aquellas horribles plantas. Al leer la carta emitida por las envidiosas el granjero tomó sus herramientas y se dirigió al campo, una a una fue desenterrando a las petunias qué observaban sin hablar su obscuro final, su falta de flores las había llevado allí y sus escasos esfuerzos por recuperarse no fueron suficientes.

Cuando quito todas las petunias la fiesta podía oirse de lejos ¡las envidiosas habían ganado! las petunias dejaron de existir. Durante toda la tarde festejaron y se gozaron de ya no ver a aquellas flores en el campo. Al llegar la tarde observaron como el granjero saco la basura y dijeron: ¡allí van las engreídas! Se creían mejor que todas y terminaron en la basura.

El día siguiente al salir el sol, algo había cambiado, el campo había sido podado de la hierva en el mejor terreno, la parte del frente nunca había sido ocupada, a excepción de la rosa, quien era la única planta en ese lugar adornando con esplendor.

El terreno había sido abonado con los mejores productos como quien quiere recibir a alguien en casa y prepara una hermosa cena. Justo en ese momento las envidiosas pensaron que las mudarian a ellas para ese lugar, pero pues nunca habían dejado de florecer y podía adornar todo. ¡La rosa ya no seria la unica predilecta por el granjero!

Cuando el granjero paso frente a ellas todas comenzaron a competir para saber quien sería la primera en mudarse, pero para su sorpresa el granjero llevava en sus manos a una de las más lastimadas petunias, y aquella noche el granjero podo y curó las heridas de cada una preparandolas para sembrar las en un mejor lugar, un lugar digno de aquellas guerreras que habían soportado con amor y paciencia, atiendo por perdonando a sus agresores.

No pasaron muchas lunas cuando aquel maravilloso abono, agua continua y luz hicieron florecer a la primera petunias, justo al frente de la casa y al frente de sus envidiosas compañeras, ellas vieron como poco a poco aquellas flores maltratadas sanaron sus heridas impulsadas no por el odio, sino por el Amor.

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