SV Desafío fotográfico #131 / Tema libre

  A través de la fotografía podemos comunicar emociones e incluso, percibir las sensaciones que este genuino arte nos genera y, en lo personal disfruto mucho aplicar ambos escenarios. Por ello, hoy he decidido unirme a la edición N.°131 del desafío fotográfico de esta comunidad. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  De lunes a viernes, suelo ir a un lugar que desde hace un año se ha convertido en una nueva casa para mí. Este escenario es el Polideportivo Venalum, siendo este el espacio donde practico mis actividades deportivas durante dos o tres horas.

  Cuando estoy en este lugar, me desconecto al 100% de todo lo que hay en mi mundo exterior. Les confieso que gracias a esa desconexión, vivo un proceso de nutrición emocional que me impulsa a mejorar mi salud mental y, tal vez, ustedes se pregunten:

Pero, si va a este lugar a hacer un deporte en el que emprende un arduo esfuerzo físico, ¿Cómo es que nutre sus emociones?

  Bueno, la respuesta es más sencilla de lo que incluso yo misma esperé y es que, en ese mágico lugar, hay varios elementos naturales que me encantan acotando que, tengo una maravillosa fascinación con ellos y, cada vez que los veo, es imposible no recargarme con su mágica energía.

  Ese elemento natural es el bonsái y, aunque he tenido la oportunidad de convivir con diversos tipos de árboles; desde muy pequeña sé que me encanta observar el bonsái. Un dato clave de este enlace es que, en reiteradas ocasiones, he analizado el origen de por qué siento esa conexión tan fuerte, pero al final del análisis, no logro comprender cuando comenzó todo, por lo que, solo me dedico a disfrutar de él.

  Para mí ha sido encantador estar entrenando y ver alguno de estos bonsáis al igual que, si estoy descansando, llegan o simplemente me voy, este gran amigo que la naturaleza me obsequió siempre está allí transmitiéndome su energía e incluso, sabiduría, porque me ha sucedido que estoy pensando en algo y, con observarlo o sentarme cerca de él, mi mentalidad se aclara.

  En el Polideportivo hay varios tipos de bonsáis. Algunos están grandes, otros pequeños, mientras que, también debo mencionar los medianos; todos me gustan, ya que en cada uno de ellos logro ver el proceso de crecimiento que tenemos los humanos, por lo que, estoy convencida de que las personas somos una especie de extensión de los árboles.

  Cada bonsái que hay en el Polideportivo tiene una forma diferente y, recuerdo que en una ocasión, uno de los jardineros me contó que el lugar deportivo tiene la tradición de darle la silueta que se relacione con el mes que fue plantado y de todos los que hay, uno ha estado teniendo la forma de un corazón, ya que fue plantado en febrero.

  El bonsái es un árbol muy atractivo. En el Polideportivo con gran regularidad veo personas que fotografían los que están en este lugar o, simplemente se sientan cerca de ellos para disfrutar de la paz que emana y, notar el afecto o atracción que otras personas sienten con él me permite comprender que somos muchos los que estamos en sintonía de valorar esta belleza natural.

  No me queda la menor duda de que, la armonía que siento cuando llego al Polideportivo es en gran medida gracias a cada uno de estos bonsáis y, esta perfección natural es un obsequio que Dios nos ha dado así que, me siento afortunada al igual que bendecida al tener la oportunidad de observarlos durante la semana en mi lugar de entrenamiento.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron tomadas con mis teléfonos celular Tecno Spark Go 2024 y tienen exclusividad para esta publicación}