¿Les ha pasado que, mientras caminan o esperan a alguien, la mente comienza a volar y da rienda suelta a nuestra creatividad?

No es, y estoy sumamente convencido, que no será la primera ni la última vez que ocurra.

Comenzamos a pensar un poco de cosas, a veces incoherentes, otras, locuras, en vez de pensar en algo estructurado de forma un poco más científica, es decir, con sentido e intensión.

Soy curioso por naturaleza, y no me importa perder el tiempo mirando el comportamiento de una hormiga, o seguir el rastro de cualquier insecto que se cruce en mi camino. Esa fría mañana, al observar la fina escarcha que vestía la vegetación, me acerqué y tomé esta foto, y mientras la analizaba para darle el color perfecto que mis ojos vieron en ese momento, recordé que todos, absolutamente todos, tenemos un niño en nuestro interior.

Algunos, lo dejamos salir cada vez que haya oportunidad, otros, por el contrario, lo encierran de tal manera, que poco a poco van marchitando su existencia.

_{Un Nuevo Amanecer}

Y... ¿Qué les puedo decir?

Debo que admitir que el niño que tengo en mi interior, se aferra a la vida con alegría y entusiasmo, como si cada día que transcurre, fuese el último.

Disfruto tanto riendo, como haciendo reír a quienes me rodean, incluso, riéndome de mis propios errores.

¡Creo que esta es la mejor parte!, y esta actitud, no solo me llena de energía positiva, sino que también alivia tensiones emocionales, tanto para mí, como para todos los demás.

Una situación tensa puede convertirse en risas, gracias a los errores que cometemos. Tengo muchas experiencias al respecto, las cuales me han hecho reflexionar, sobre el valor de reírse de uno mismo de la mejor forma, es decir, no burlándome de mí mismo.

¿Te has dado cuenta cuánto bien nos hace el verdadero humor?

¡Sin duda, es un bálsamo para el alma!

Frecuentemente, me reúno con amigos, buenos amigos de toda la vida, para abordar temas que van mucho más allá de las frivolidades que vemos en las nuevas generaciones, y durante nuestras charlas, hemos explorado temas profundos que nos hacen reflexionar enormemente.

Sin embargo, a veces siento que nos falta esa chispa de alegría y humor.

¿Te has sentido así?

En un mundo que, a menudo, parece abrumador con sus desafíos y obstáculos, el humor se vuelve como un faro de luz emocional, una tabla de salvación que nos permite conectar de manera más profunda con los demás, así nos encontremos en medio de una mar embravecido.

El verdadero humor, ese que viene desde el corazón, y no busca hacer daño, tiene un poder mágico.

_{Avellanas Europeas}

¡Qué poder tan maravilloso!

Es uno que nos relaja, nos ayuda a enfrentar el estrés, y nos permite ver las situaciones desde ángulos que, quizás, antes pasábamos por alto. Reírnos de nuestras propias fallas no significa menospreciarnos, sino abrazar nuestras imperfecciones y aprender lecciones muy valiosas de ellas.

Cuando nos rodeamos de humor, nos volvemos más resistentes, más resilientes, y más capaces, de enfrentar los golpes de la vida con una sonrisa, y no con desesperación.

Es como si tuviéramos esos superpoderes que nos dan la fuerza para superar los desafíos con una actitud de esperanza y optimismo. Además, la risa es lo más contagioso que conozco; puede levantar el ánimo de quienes nos rodean y crear conexiones más profundas, sin decir una sola palabra.

Cultivar el humor y aprender a reírnos de nosotros mismos, es como regalarnos un tesoro emocional.

No solo mejora nuestra salud mental y emocional, sino que también fortalece nuestros lazos con los demás y nos ayuda a enfrentar la vida con una dosis extra de alegría, de paz, de energía, de emociones incontenibles y de resiliencia.

Definitivamente, este es el mejor bálsamo para rejuvenecer y ser feliz, pase lo que pase.