A veces no estás listo

En la vida nos encontraremos muchas veces ante situaciones en las cuales no estamos listos o preparados para algo que deseamos fuertemente. Los anhelos, sueños y metas son importantes para nosotros porque nos mantienen vivos por dentro y son, en muchos casos, la razón de seguir adelante y buscar una forma particular de vivir.

Esto, sin embargo, no será nada fácil. Hay tantos caminos por delante e independientemente de que escojamos, nos percataremos de que el sendero se torna empinado mientras vamos avanzando, especialmente ese comienzo que a veces se parece al acto de buscar una aguja en un pajar o encontrar una llave escondida en una habitación completamente oscura.

Generalmente, no hay luces que nos indiquen el camino y por eso tropezamos. Bien podemos solicitar el apoyo o ayuda de alguna persona cercana que esté dispuesta a prestarnos su fuerza, pero al final, solo podemos caminar con nuestros pies y obrar usando las manos y los conocimientos de los cuales disponemos.

¿Por qué esto es así?

Porque así creceremos como personas. Y sucede con toda naturalidad que no estemos preparados para ello, nos falta fuerza, experiencia, conocimiento o simplemente vivir lo suficiente como para entender algunas perspectivas que aún son desconocidas para nosotros. Si ves como corre alguien más, con una fuerza tal que te deja impresionado, puedes apostar que esa persona no tenía dicha fuerza desde un principio.

Parece estúpido, pero por eso vienen las comparaciones inútiles después. Que hice eso o logro aquello, y luego también pudo hacer…

¿Y cuánto le tomo?

¿Y cuánto tiempo le llevo?

¿Y cuántos recursos invirtió?

¿Alguna persona le ayudo?

¿Tuvo mentores?

¿Fue favorecido?

¿En qué clase de entorno creció?

¿Cuál fue la educación que recibió?

¿Alguna vez quiso tirar la toalla?

Son una serie de preguntas que deberíamos hacernos antes de comparar nuestro progreso antes de compararnos. Si prestamos suficiente atención, es muy fácil ver que el cumplimiento de los objetivos, metas, sueños e ilusiones, dependen de algo más que el simple esfuerzo.

El esfuerzo que hace una persona en lograr algo tiene su propio mérito, pero más allá de eso hay un mundo de factores y circunstancias que no podemos controlar. Lo mejor que podemos hacer, es sostener ese esfuerzo y dedicarle tiempo a eso que deseamos. El tiempo suficiente como para avanzar lentamente y darnos cuenta de que solo así es posible avanzar.

No es de la noche a la mañana ni sucederá a la velocidad que deseamos. Si queremos correr, pero en ese momento apenas somos capaces de caminar, entonces tropezaremos. Será cuando estés listo, no necesariamente cuando lo anheles con toda convicción.

¿Y cuándo será eso?

Podrás intuirlo, serás capaz de saberlo. Si te has estado preparando correctamente todo este tiempo, lo sabrás cuando llegue el momento. Por ahora, nada más queda trabajar, pues nadie puede pretender tocar las nubes, esperando sin obrar.

Me despido, cuídense mucho.

Muchas gracias por leer, espero les haya gustado.

Sinceramente les deseo salud y éxito.

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