Hoy me gustaría hablarles un poco sobre lo que fue mi experiencia migratoria y como me he manejado sin mis seres queridos en este tiempo. Me gustaría que ustedes lectores también compartieran como ha sido su experiencia de haber salido del país o lo que sienten al ver familiares y o amigos lejos…

Aunque mi experiencia fue dada por una oportunidad de estudio y por necesidad u obligación como lamentablemente ha pasado con la mayoría de nuestros hermanos venezolanos, la ausencia de un ser querido afecta de todas maneras.

En mi caso tuve la oportunidad de llegar a Argentina gracias a la oportunidad que me obtuve para poder realizar el ingreso a una universidad prestigiosa en mi carrera. Ingreso el cual gracias a la dedicación y esfuerzo que puse pude pasar tras muchas horas de estudio.

Estando en Venezuela ya había escuchado múltiples relatos de lo que se trata emigrar y dejar todo atrás, por lo que, faltando ya poco tiempo para viajar, los nervios y las dudas frotaron en mí, poniéndome en frente de dos opciones. Viajar, dejando mi familia y amigos en Venezuela, pero teniendo la oportunidad de estudiar en una buena universidad y abriles las puertas de salir a mi familia en el futuro, o quedarme e igualmente sacar la carrera, pero con todos los problemas de educación y sociales que puedan surgir, pero con ellos cerca.

Al final, viendo que si me quedaba sería un problema más por temas sociales y de educación y que no se viera una luz al final del túnel después de tanto tiempo, decidí emigrar y empezar de nuevo para abrirles puertas futuras a mis familiares...

Mi travesía comenzó saliendo de mi pueblo días después de graduarme.

Tenía una maleta con mi ropa, un bolso con cosas pequeñas y un violín que había aprendido a tocar en el sistema de orquestas nacional. En conclusión, salía con lo justo y necesario para vivir bien y representar a mi país.

El viaje comenzó con una escala en Colombia donde partiría hacia Argentina un día después, me acompañaban mis padres y mi tía, la cual abandonaría su casa solo por venir conmigo.

El momento más difícil de todos fue la despedida, momento que nunca quería que llegara, ver a mis padres con lágrimas en los ojos viendo como su único hijo se marchaba por un futuro mejor con solo 17 años.

Al final después de tanto llorar días antes entendí que es no tener lágrimas, no poder llorar en una despedida, porque lloraste todos los días anteriores a ese, sin embargo, no llorar no significaba no estar triste, ese momento lo dediqué para agradecer a mis padres por la gran infancia y educación que me dieron y para cambiar mi mentalidad para prepararme para mi nueva vida…

Posterior a montarme al avión, ya más calmado me llevó más de siete horas de vuelos me separaban de mi destino que las usé principalmente para descansar y pensar en lo que vendrían los próximos días.

Mi nueva vida

Un venezolano por el mundo…

Fotos tomadas con Retmi Note 11s

@javiermb2007
08-01-2025
Argentina