Mi abuela es un tesoro [por @ing-jesus]

Mi abuela es un tesoro

Mi abuela @carmenc42 sonriente en la entrada de la casa

Los Sábados en la tarde me gusta ir a casa de mi abuela (@carmenc42), su residencia está ubicada en un barrio alejado del centro de la ciudad de Maturín, estado Monagas. Este fin de semana he decidido hacer una nueva visita; es costumbre que ella prepare una variedad de ricos dulces para la merienda. Ayer cuando llegué a casa me percaté que encima del mesón de la cocina estaba una bandeja cubierta con un paño de algodón y en su interior presumí que se encontraban los dulces.

Cuando estoy a punto de retirar el paño, ella viene hacia mí; aprovecho la ocasión y pregunto: Abuela ¿qué guardas aquí? y ella jocosamente responde: Solo hay algunas arepas que quedaron del desayuno y se las estoy guardando a los pollos para la merienda.

Me dije internamente, qué ocurrente es mi abuela, siempre con sus cuentos para despistar la atención hacia los dulces. Sin embargo, mi curiosidad fue más allá y pregunto: ¿Puedo destapar para ver esas arepas viejas? ¡Huelen rico para ser simplemente arepas! Guardó silencio y fue hasta el fregadero, abrió el grifo para lavarse las manos que luego secó con una toalla. Con su dulce sonrisa en el rostro me sorprendió con mi merienda favorita, un turrón de coco con suficiente caramelo de papelón; además, habían galletas polvorosas y panes de leche.

Mi abuela me dio la bandeja para que escogiera la que fuera de mi agrado, por supuesto que tomé el apetecible turrón de coco. Ante mi elección de postre ella me miró con una tierna sonrisa de satisfacción. No dudó en acompañarme a comer la merienda, así que también se decidió por un turrón de coco que tomó en sus manos. Cuando di el primer mordisco, le abracé y expresé mi agradecimiento reconociendo que seguía siendo la que mejor prepara los dulces típicos de la región.

@carmenc42 eres la mejor abuela que existe, siempre me complaces con tus ocurrentes y dulces sorpresas cada vez que vengo de visita. Juntos merendamos, mientras sus sabios consejos me ofrecía. Me dijo que para ella es muy valiosa mi compañía y empezó a contar historias de cuando era una joven adolescente de pensamiento y libre disfrute en las altas montañas andinas de donde es natural, pueblo de Mucuhíes.

Muy atento la escuchaba y entre fragmentos de sus historietas algunos halagos le expresaba, por ejemplo, eres muy hermosa con un joven corazón todavía. Tu rostro ya cansado y algo arrugado no reflejan tu enérgica actitud y ganas de disfrutar la vida. Tu cabello blanco nieve, tus experiencias vividas con sabia valentía y amor por la naturaleza solo son bonanza y consciencia pura.

Tus manos son la fuente con las que te bendijo Dios, con ellas me acurrucaste cerquita de tu corazón y que con amor preparas mis rosquillas y turrón. Tu corazón no envejece porque cada segundo palpita de alegría, tus ojos resplandecen, suspiras con fervor cuando tu pasado florece y esa angelical sonrisa refresca tu rostro. Cuando terminé de compartir estas palabras con ella, su sensibilidad y carisma aflora aún más, entonces pregunto:

!Ay abuelita linda¡ ¿Qué picardía recuerdas que te sonrojó?
Su contesta no pudo ser más elocuente, me dijo que se trataba de un secreto más de la abuela.

¿Tu abuela es un tesoro o tienes un tesoro de abuela?

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La fotografía fue tomada con dispositivo iPhone 6