¡Hola amigos de esta grandiosa comunidad Steem Venezuela! es mi primera participación en la dinámica de hoy "Lunes de Escritura", comparto con ustedes una anécdota que es de mi autoria. Le di como titulo:
¡Zapatos!
En una hermosa ciudad de algún país, quizás muy cerca para unos y lejos para otros, habita un hombre, padre de
familia en un hogar humilde, una casa a medio terminar, con paredes agrietadas, pero en medio de todo su mayor placer es estar unido a su familia; es algo que siempre quiere mantener.
Su salario, como el de muchos en ese país es muy bajo y solo alcanza para el sustento de un día, él lo llama "El País Del Milagro", porque a pesar de todo esto no pierde la esencia de mirar las cosas positivas en medio de las dificultades.
En cierta oportunidad el hombre va camino al mercado para comprar el sustento diario de su familia, mientras va caminando siente que su pie se iba hundiendo, continua dando otros pasos mas y siente el pavimento. ¡QUE HORROR!, sus únicos zapatos desgastados habían llegado a su fin, pues las suelas no aguantaban mas las costuras de sus anteriores reparaciones,
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Miro hacia los lados y había una señora barriendo el frente de su casa que observaba la situación y de manera jocosa le dijo:
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-Necesita unos nuevos, esos están cansados.
El hombre rió con la señora y le respondió:
-Pues si...
Pero en sus adentros sabia que no había para unos nuevos, lo que llevaba en su bolsillo era para la alimentación de sus hijos que esperaban en su casa para el almuerzo pues no habían desayunado y esperaban con ansias su llegada, tomo valor y siguió como si nada de esto había ocurrido. Llego al mercado realizo sus compras y en sus pensamientos mientras hacia estas diligencias pensaba "¿Que haré?"... Movió su cabeza para detener por un momento la preocupación que lo invadía, pues ya sabia la respuesta, no tenia para comprar unos nuevos y dijo en voz audible:
-¡Dios proveerá!...
La que le atendía le dijo:
-¡Disculpe Señor! ¿Que dijo?
-Tranquila, solo son pensamientos audibles que me embargan.
Y como si no supiera al alejarse de la caja, la señorita le dijo:
-Señor boto la suela suela de su zapato.
Con voz amable le respondió:
-Si señorita, ya me di cuenta, ella sonrió.
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De regreso a su casa sentía el pavimento ya caliente, pues el sol caliente ya irradiaba en media mañana. Llego a su casa y sus hijos mas pequeños le recibieron con brazos abiertos, (¡papá que me trajiste) como todo niño a sentir la alegría de ver llegar a su padre con el sustentos del hogar.
Se quito lo que le quedaba de zapatos, los miro y lo invadió la preocupación. Pues al escoger entre comprar comida y comprar zapatos, era mas fácil elegir la primera opción. Y dijo nuevamente:
-¡Dios proveerá!...
Al llegar la tarde, llego un varón de Dios saludó y le dice,
-Hermano te traje estos zapatos, ellos no me quedan están nuevos, y sentí de traértelos, creo que son de su talla (y exactamente eran de su talla). El hombre sintió que Dios mismo estaba allí dándole ese regalo.
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Moraleja:
La moraleja de esta anécdota es saber que en medio de las dificultades y escasez que lleguemos a vivir no debemos perder la Esperanza y la fe y mantenernos firmes; porque el tiempo de Dios es perfecto y Él nos responderá y seguir con esta plena confianza.
¡Dios Proveerá!
Gracias por su apoyo...