Lo defino como algo maravilloso, somos nosotros mismos quienes decidimos que dirección debemos agarrar en nuestras vidas y como queremos que sea nuestro entorno. Puede que construyamos metas en nuestras vidas que logren hacer realidad nuestros sueños o al contrario, coloquemos barreras mentales que obstaculicen nuestra superación material o personal.

Creo que la mente obedece nuestros pensamientos y son muy poderosos.

Si la mente puede influir bastante, tenemos la capacidad de generar bienestar o malestar. Personalmente conozco amigas que han sufrido traumas en su vida y se quedan con ese malestar colgado que no las deja avanzar. En cambio, conozco otras amigas que también han sufrido traumas y más grave, ellas han vivido el momento, se han desahogado llorando su dolor, pero no se quedan ahí, se han levantando y han continuado su vida airosamente.

Personalmente considero que ningún ser humano se escapa de sufrir traumas y situaciones adversas que nos complican la vida, pero existen muchas herramientas que nos hacen tener una perspectiva positiva de la vida, nos ayudan a manejar el estrés, el dolor y nos mantiene saludable.

Sentirnos bien depende de cómo nuestra mente se adapte y afronte la vida y las circunstancias que ésta nos ofrece, aprendiendo a gestionar las cargas mentales.

Pienso que sí se puede causar daño con el poder de la mente, uno de ellos es el mal de ojos y los más propensos, son algunos niños por considerarse los más débiles, según la creencia popular supersticiosa del mal de ojo, las personas dependiendo de su fuerza de energía, tienen la capacidad de producir daño y la carga energética que recibe la otra persona, les produce debilitamiento, ocasionándoles somnolencia, fatiga o dolores de cabeza persistentes, en otros casos malestares estomacales, náuseas y estados febriles.

En muchos casos para alejar este mal en los niños recién nacidos se les coloca una pulsera con un amuleto de protección que son unas piedras de color rojo y negras llamadas azabache.