El presente escrito no tiene nada qué ver con la canción de Antonio Aguilar que dice: “Las balas perdidas pegaron siempre en mi pecho / pero tus besos me inyectaron nueva vida…”. Mi propósito es, más bien, impartir un mensaje para tomar consciencia.

Hay personas a las que en Venezuela se les llama coloquialmente “gatillos alegres”. Y se trata de aquellos a quienes les da placer echar tiros al aire o adonde sea con sus respectivas armas de fuego. Algunas veces les gusta elegir blancos a mansalva como las vallas y otros objetos en las vías públicas. Muchas veces esas personas andan bajo los efectos del alcohol, aunque otras veces no y se comportan como los aficionados a los fuegos artificiales.

También es bastante cierto que esos disparos al aire hay veces que han herido o llevado a la muerte a personas inocentes ubicadas dentro del radio de acción del pistolero. A eso es lo que se le llama una “bala perdida”.
Los expertos en balística explican el asunto, sin entrar en detalles, de la siguiente manera: Si no hubiera atmósfera y haces un disparo en la vertical, la bala caería sobre tu cuerpo a la misma velocidad en que salió. Pero, debido al roce con el aire, la bala en su caída reduce la velocidad hasta casi un 13% de la velocidad inicial. Es decir, si la bala sale de la pistola a 330 m/seg, cuando regrese traerá una velocidad de unos 43 m/seg, aproximadamente. A una velocidad de unos 40 m/seg la bala ya podría penetrar la piel, más no ocasionaría la fractura del cráneo.

Claro, esto puede variar mediante la influencia de otros factores.

La letalidad de los tiros al aire va a depender también del ángulo de inclinación del disparo. Entre más cerrado sea el ángulo, la velocidad de llegada y el peligro serán mayores. Y entre más abierto sea, la letalidad va a disminuir. Un disparo vertical no necesariamente implica que la bala caerá justo en el punto de salida. Debido al viento y al roce con el aire la bala caería a algunos metros de distancia del punto de salida.

En conclusión, todo “gatillo alegre” es un asesino en potencia.

Para evitar las muertes venidas del cielo, sin que las haya ordenado San Pedro, seamos portavoces y digamos no a los pistoleros anónimos.

Para el dibujo se sigue el siguiente procedimiento:

Paso 1: Trazado con grafito.

Paso 2: Trazado con marcador.

Paso 3: Coloreando.

Paso 4: Agregando detalles.

Los datos sobre el movimiento de las balas se tomaron del sitio: cienciadesofa.com. Las fotografías se tomaron con un Huawei Honor 7S.