Un placer culposo y demasiado infantil
Imagen diseñada en PowerPoint/ F
Quienes no me conocen bien jamás llegan a sospechar que me encantan los dibujos animados, las comiquitas, y las películas de acción, truculentas y de esforzados héroes que siempre resultarán victoriosos. La única explicación que he encontrado para esta afición es que en mi infancia nunca pude disfrutar a plenitud de nada de eso. Como más de una vez lo he referido en mis escritos, a mi pueblo llegó la televisión muy tarde y para ver una película había que reunir dinero para pagar el pasaje al centro y entrar al cine, lo cual no era tan fácil en aquellos precarios tiempos.
Dibujos animados/ F
En mis años de estudiante universitario era una blasfemia señalar siquiera que nos agradaban los exaltados paladines de la justicia que popularizaba el cine norteamericano y mucho menos confesar que nos gustaban los personajes de Walt Disney o de cualquiera otra industria del entretenimiento infantil. En seguida nos tildaban de alienados a una cultura invasiva, de tener la cabeza llena de nimiedades que apocaban nuestra identidad, de seres humanos sin pensamientos propios e independientes y de un montón de negatividades más. Yo por supuesto ni me atrevía a nombrar en esos ámbitos mis gustos televisivos o cinematográficos.
Héroes de película/ F
Después, cuando egresé de la universidad y formé una familia, fue que pude darme el lujo de disfrutar lo que me viniera en ganas. En los primeros tiempos, cuando todavía no habían llegado los hijos, mi esposa trabajaba en las mañanas y yo en las tardes. Mientras realizaba algo en casa, me daba vida viendo todas las comiquitas que pasaban a esas horas. Al poco tiempo vinieron a alegrarnos la existencia nuestros retoños y con ellos me deleité tanto con los clásicos dibujos animados de siempre como con todos los que se estrenaban en esos tiempos, además de la variedad de series que transmitía la televisión. A mis dos hijos les inculqué también el gusto por las películas de infalibles héroes y finales felices; hasta el día de hoy que, al igual que yo, no soportan una trama en la que triunfe la maldad o mueran los buenos.
Los largometrajes clásicos/ F
En la época en que nuestros hijos se convirtieron en adolescentes y ya no eran muy amigos de los dibujos animados, fue que mi esposa se dio cuenta de que yo era fanático de las caricaturas, ya que continué por mi cuenta viéndolas en la televisión y buscando los largometrajes de este tipo. Unos años más tarde, llegaron entonces los nietos y me sumergí también con ellos en el universo de la animación hasta que tuvieron que marcharse del país. Hoy en día continúa mi fidelidad por estos "placeres culposos" y nunca falta alguien que venga a recomendarme una película que está llena de poesía o de excelentes planteamientos filosóficos para que yo sonría y asienta, mientras que por dentro estoy pensando: esas cosas las busco en los libros, el cine y la televisión son para divertirme.
Saludos amigo, tienes razón solo algunos tenían la ficha de disfrutar de los dibujos animados yo aprovechaba en casa de los vecinos, que la abuela les había regalado una tele.
Ahora los disfruto con mi nieta, aunque a veces existe la interferencia con los videitos actuales siempre busco la forma de sumergirla en ese mundo fantástico de las caricaturas. Y este siempre será un placer. Fue un gusto leerte qué tengas lindo día.
Eso que dices a veces sucede con algunos jovencitos, a causa de las criticas de los demás dejan de hacer las cosas que les gustan de niños y me alegra que tú no lo hicieras y no les prestaras atención, sino que seguiste disfrutando de esas comiquitas. Me acuerdo que cuando mi hijo era pequeño me sentaba con él a ver los dibujos animados y me encantaba, pero cuando él fue creciendo ya no le interesaban, era yo que le decía, "¿hijo no vamos a ver Jorge el curioso, o animal adventure?" y me respondía "no mamá, ya no me llama la atención...". Me acuerdo que vi con el la serie completa de "El Avatar", que se trataba de las aventuras de un pequeño monje tibetano. La verdad todavía disfruto también de ver esas series y las comiquitas, aunque ya no lo hago con frecuencia.
Y es que dentro llevamos un niño interior que sigue allí, esa parte de niño que todos tenemos...
Gracias por compartir y por unirte a la dinámica, me encanto leerte. Bendiciones 🙏🤗
Me recordó que "Jorge el curioso" era una de mis comiquitas favoritas. Hace como dos años, me enteré de que había una película y en seguida la busqué y la vi. A mí me pasó igual con mis hijos; después no querían ver más dibujos animados y tuve que continuar yo solo. Gracias por sus palabras, amiga. Saludos.
Yo me escapaba a ver las novelas donde una vecina, por no tener un TV en casa, fue una infancia con mucha restricción por falta de recursos. También me encantan los dibujos animados y siempre veo uno que otro por YouTube porque los de ahora son bien diferentes.
Ah, también recuerdo la fiebre por las novelas en el pueblo. Las mujeres y hombres no se pelaban ni un capítulo. Es cierto, las comiquitas de ahora son extrañas, les falta como la inocencia de antes. Gracias por sus comentarios, amiga. Saludos.
hola amigo, te dire que yo he intentado mostrarle a mi sobrino las comiquitas de antes, pero no le agradan, yo intente ponerle tom & jerry, los picapiedras, snoopy, y nada, ninguna le gusto.
saludos.
Será que a los niños ahora no les gustan esas comiquitas tan inocentes, con los dibujos bien delineados. Porque las de ahora, esos muñecos son feísimos. Gracias por su comentario.
Hola amigo, ya somos dos a mi también me encanta ver las comiquitas, de hecho me siento a verlas con mis nietas, gracias por compartir tu post, bendiciones
Ya me imaginaba yo que alguien más le gustaban las comiquitas. Es que son una forma de distraerse sin estar pendiente de tramas complicadas... Gracias por sus palabras. Saludos.