Locuras cotidianas
Un afectuoso saludo para todos los amigos de esta comunidad...
Imagen modificada en PowerPoint/ F
El año pasado, durante el mes de agosto, me dio una gripe fortísima que me llenó de flema la garganta y los oídos, además de dolores de cabeza y unas fiebres que aparecían sobre todo en las tardes. Estuve casi una semana en cama, tomando limonada e ingiriendo pastillas para contrarrestar aquel malestar que casi no me permitía realizar mis acostumbradas tareas. "Si estuviera en mi pueblo, ya esto me lo hubiese curado con unos tragos de ron seco", le dije a mi esposa en uno de esos incómodos momentos en que me asaltaba una larga serie de estornudos, pero ella me quedó viendo, sin decir nada, no obstante, su gesto expresaba algo así como "tú no tienes remedio".
Una implacable gripe/ F
No estoy, en verdad seguro de que los medicamentos que tomaba me hacían efecto, pero los severos síntomas del resfriado fueron desapareciendo y, al final, solo sentía la garganta un poco irritada, mientras que un tenue zumbido en las vías auditivas me indicaba que todavía quedaba por allí algo de flema. Debido a que desde la infancia hasta una buena parte de la juventud, sufrí mucho de dolores de oído, tomé la previsión de comprar unas gotas para evitar futuras complicaciones.
Un nuevo malestar apareció de repente, sin embargo, cuando pensaba que todo había pasado: lo que comenzó siendo apenas un carraspeo sin importancia se transformó en una tos persistente y fastidiosa que no me dejaba dormir, porque fue precisamente durante las horas dedicadas al sueño cuando se antojó de pronunciarse. Mi esposa, que con el ruido y mi agite irremediablemente también se despertó, me dijo que se levantaría a buscar el Bisolvon, el remedio para la tos que se encontraba en uno de los gabinetes de la cocina, pero le dije que se quedara acostada porque yo mismo iría a tomarme dos cucharadas de una vez.
Tomando jarabe.../ F
A los pocos minutos de ingerir aquel jarabe, la tos desapareció como por arte de magia y pude dormir tranquilo hasta el día siguiente. En la mañana, en cuanto me levanté, mi esposa buscó el antitusivo para que tomara una nueva dosis, pero no se encontraba donde yo lo había dejado. Era algo muy extraño porque me había limitado a servirme la doble porción y lo volví a colocar en su puesto. Cuando ella dijo, sin pensarlo bien, "lo que está aquí es el Senokot", caímos en cuenta de lo que había pasado: me bebí un poderoso laxante para combatir la tos. Si ese remedio hubiese hecho el efecto para el que está indicado, mientras los accesos de tos regresaban una y otra vez, aquello hubiera sido un escatológico desastre.
Cada vez que recordamos esa equivocación mía, nos reímos mucho y nos parece un verdadero milagro que el Senokot me haya aliviado de inmediato aquel persistente malestar.
Invito a los amigos:
@soulfuldreamer,
@natanael15 y
@mahmud552
Amigo me hiciste reir jajajajaj, gracias a Dios te hizo efecto para calmar la tos y no hizo efecto el laxante, jajajaja
saludos.
Menos mal, solo de imaginar que el laxante haya hecho efecto, mientras la tos se mantenía me parece que lo hubiese pasado mal. Me alegro de que se haya divertido. Gracias por sus comentarios. Saludos.
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Muy agradecido por su apoyo...
Jajaja que risa me dio la equivocación del remedio, claro está que gracias a Dios era un laxante porque qué peligro tomar un remedio por equivocación, pero eso suele pasar y que bueno que lo haya aliviado jaja.
Muchas gracias por participar en el concurso.
Fue una equivocación que pudo ser grave, pero, gracias a Dios, no pasó nada... Fue un placer participar en este concurso. Saludos...