La covid-19 paso a ser una endemia a ser pandemia declarada así por el mes de marzo del año 2020. Los hospitales estaban repletos de enfermos y centenas de personas morían a cada minuto, los doctores no tenían descanso y ellos eran los principales contagiados. Ellos fueron héroes y batuta contra está guerra férrea y descomunal.

Pero así como la covid-19 trajo tantos eventos adversos en el mundo (la economía en el mundo se vio fracturada) también trajo eventos positivos uno de ellos la importancia necesaria de la higiene en nuestro cuerpo principalmente en nuestras manos, el compartir en familia, disminución del CO2 en nuestro aire y una reducción considerable de la contaminación en nuestro planeta.

La naturaleza no demostró que ella es quien reina en un mundo precedido y destruido por quien se cree dueño de él "el hombre". En tan pocos meses ciudades se veían vacías, el temor de contagiarse era inmesurable, los animales silvestres se paseaban por calles y plazas libremente, retoñaron árboles y plantas en sitios inhóspitos, ríos y lagunas se tornaron cristalinos y volvieron peces a retomar su ciclo de vida (por ejemplo el canal de Venecia se volvió azul turquesa un color que tenía más de 50 años perdido).

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Ahora bien la naturaleza hizo su trabajo, por un momento el mundo se paralizó dándonos a entender quienes eran las principales víctimas de esta amenaza, nuestros adultos mayores y personas con alguna enfermedad que requieren tratamiento de por vida. Por primer vez en tantos años se le dió la atención necesaria a quien estaban en veda, sumergidos en tinieblas apartados de la luz y rodeados de oscuridad. Se empezaron a tomar en cuenta a esos abuelitos que solo conocían a la soledad como su compañera.

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Aún de mi mente no sale ese trágico recuerdo dónde en un acilo descubrieron más de 16 cadáveres de abuelitos todos a consecuencia de esta trágica enfermedad.

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Que tristeza imaginarse como sufririan solos sin poder dar ese último adiós, sin poder despedirse o lo que es peor partir sin saber si se acordaban de ellos o si significaron algo en la vida de aquellos que los olvidaron. De tan solo redactar esto caen de mis ojos lágrimas, lágrimas de tristeza y conmoción y mi corazón arrugado dice detente ya no sigas escribiendo más, pero creo que es justo y necesario.

Pasado el primer año de cuarentena, pudimos conocer a nuestros vecinos (siempre escucho una anécdota dónde hay personas que no sabían que tenían vecinos), el nexo entre padres e hijos se vio reforzado, el nexo entre marido y mujer se forjo aún cuándo también existieron matrimonios fracturados por no tener el momento de convivir y saber las debilidades y fortalezas tanto de uno como del otro.

Valores desaparecidos se veían día a dia, buenos días vecino, por favor y gracias también se repetían, el respeto hacia padre y madre se recuperó. La responsabilidad, la honestidad, el amor, la amistad, la tolerancia y el calor humano se hicieron sentir.

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Aquel concierto en Italia, Berlín y Madrid que se hizo en los balcones de cada apartamento con diferentes instrumentos musicales, el canto de feliz cumpleaños en coro por parte de todos los residentes de un conglomerado de apartamentos a un anciano.

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Sin duda alguna un nuevo mundo está ante nuestros ojos, pero el cuento de hadas llegó a su fin más rápido de lo que se esperaba. Se retomo la economía y las labores presenciales volvieron, comenzó a circular el transporte público y la industrias comenzaron su trabajo esencial. El smoke volvió a aparecer y con el la contaminación, ya se nos olvidó hasta el nombre de nuestros vecinos, se nos olvidó saludar y tender la mano al que lo necesita, los más vulnerables de esta pandemia suben al transporte y se siguen yendo de pie, ya fueron olvidados por quienes prometieron a solo escasos meses no olvidarlos.

Se vuelve a ver en la calle a los jóvenes dar malas palabras en reprudencia hacia sus padres y adultos mayores. Y en mi mente se revolotea el que hacer para detener esto porque nos volvemos tan salvajes, porque en lugar de evolucionar nos volvemos más cavernícolas y esto es debido a un proceso de desconcientización. Un reto difícil porque es difícil concientizar aquien toda la vida ha visto la vida desde su punto de vista, pero no podemos esperar a que otra pandemia vuelva a ocurrir para darnos cuenta de la realidad.

Yo por mi parte más allá de esta publicación hoy introduzco un proyecto de concientización que pretendo fomentar en mi sector, en mi calle, comunidad, en mi municipio, en esta plataforma para que juntos sumemos y seamos más, seamos personas de bien y con principios éticos intachables.

Gracias de antemano por sus gratas respuestas queridos amigos de esta comunidad, gracias por tomarse el tiempo de leerme, discúlpenme por ser tan extenso. Que Dios los llene de bendiciones 🙏💯 y los guíe en cada paso que den, se despide hasta una próxima oportunidad @and21.

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