The Diary Game III 22-06-2021 || Reflexión antes de dormir

¿Qué es la vida sin un poco de amor? Lo sé: nada. Estamos tan inmersos en el trabajo, las clases de la universidad o las preocupaciones que no nos tomamos un pequeño respiro para hacer lo que más nos agrada. Cuando permitimos que la rutina nos gane, entonces todo se vuelve un auténtico caos. Imagina tu vida, o sea: te levantas, bebes café, vas al trabajo, llegas a casa, te acuestas a dormir y al día siguiente te levantas otra vez, bebes café otra vez, vas al trabajo otra vez, llegas a casa otra vez… etcétera, etcétera, etcétera. Es una repetición cíclica a la que estamos acostumbrados, tal vez porque lo vemos todo como un pastel gris sin sabor, de esos que todos se ven obligados a comer para no hacer sentir mal al pastelero. Nuestra mente absorbe como una esponja, es por tal razón que debemos encontrar un equilibrio para luchar contra todo lo que nos mantiene en un constante conflicto emocional.

¿Cómo hallamos la paz interior? Bueno, solo encontramos paz cuando abrazamos nuestro propio ser. Sí pero… ¿Y cómo nos fundimos con nuestro propio ser? Pues lo hacemos al momento de reconocer lo que somos y agradecer lo que podemos hacer. Vivimos en una sociedad que cada día parece más exigente, o sea, debemos cumplir con una serie de requisitos para “convencer” a los círculos sociales más narcisistas. Sin querer, seguimos un patrón equivocado con ínfulas que hablan de yates lujosos y grandes mansiones. Miramos esos programas de Tv donde los ricos don maravillosos, y entonces nos despreciamos porque obvio, queremos ser igual que ellos. Así es como entramos en una guerra con lo que somos, y poco a poco vamos adquiriendo un equivocado desprecio hacia nosotros mismos.

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Para que pueda haber paz, primero debe haber una solución al conflicto. Las guerras son malas, desde luego, pero son peores cuando las batallas ocurren en nuestra mente. Bombardeos masivos sobre falsas expectativas inundan nuestras neuronas, con demasiadas exigencias que solo persiguen intereses ambiguos. El desequilibrio llega cuando somos incapaces de valorar lo que tenemos, cuando nos abandonamos a la desmotivación, la tristeza, o la soledad. El mundo es complejo, y solemos enfrentarnos a situaciones terribles que nos ponen de rodillas. Pero analiza la siguiente situación: el planeta sigue girando y girando infinitamente, el curso del tiempo continúa y las estrellas siguen parpadeando y el sol saliendo por el horizonte. Entonces si nada se detiene, ¿Por qué tú debes hacerlo?

De nada sirve convertirnos en nuestros propios verdugos y sentenciarnos a una vida pálida de emociones grises. Volvamos al ejemplo de la rutina “Despertar – Beber café – Ir al trabajo – Volver a casa” aunque no lo crean, esta cadena de actividades rutinarias pueden convertirse en un problema complejo cuando de choques existenciales se trata. Es ahí cuando empezamos a preguntarnos lo siguiente: “Vale, ¿Vivo para esto?”. Y entonces aparece la depresión, la baja autoestima, los complejos mentales y todos esos traumas emocionales. Siempre digo que hay que agradecer por lo que tenemos, pero también hay que darle una emoción a nuestras vidas. Si ayer bebiste café, mañana bebe café bailando ¡exacto! La idea está en hacer las cosas de una manera diferente aunque estas lleven al mismo resultado.

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Creo que no hay mejor manera de sentirnos bien con nosotros mismo que disfrutar de la vida, hablo de hacer colorido aquello que es gris, de amar sin importar ser amado y bailar cuando bebes el café. Hay que salir de la rutina para darnos un pequeño cariño. Comprender las dificultades, valorar nuestras cualidades y amar nuestras virtudes son las mejores herramientas para hallar la auténtica paz del alma. Quizás el trabajo se vuelva complicado, o tal vez el profesor de matemática nos caiga gordo, y aun así, debemos aprender a solventar las situaciones más engorrosas con algo de inteligencia, carisma, y una roseada de sabiduría.

Avienta por la ventana todos esos malos pensamientos y atrévete a hacer las cosas diferentes. Olvida los patrones, porque solo los robots los siguen. Las tormentas también pueden convertirse en una situación agradable para saltar en los charcos de agua, y deslizarse sobre la tierra mojada gritando de felicidad. ¿Qué es raro hacerlo? ¿Qué puedo pescar un resfriado? Tal vez, pero por una vez en tu vida olvídate de tus ínfulas y diviértete. Saca a ese ser reprimido dentro de ti y salta con él en el trampolín de la felicidad. No te limites, solo atrévete.

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¡Atreve a ser feliz y alcanzar la paz interior!

Después de todo, el tiempo pasa y los segundos no se detienen. Cada pequeño fragmento de esta vida cuenta ¿la desperdiciaremos pensando en lo que no pudo ser? ¿Nos quedaremos congelados por la derrota? ¿Acaso la decepción es motivo suficiente para tirarlo todo a la basura? ¡No! vale más aprovechar cada instante para darle la vuelta a la tortilla y aprender a hacer pasteles incluso con los ingredientes más amargos. Solo necesitamos entender que la belleza proviene de todos los rincones, únicamente hay que saber identificarla. Después de todo, la paz interior se encuentra cuando el individuo que la busca aprende a valorar la belleza de la vida.

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