Una nueva emoción nos embargó a mi y a mis compañeras de camino cuando este día decidimos tomar una ruta desconocida. Fueron en total casi 3 horas de camino solo subiendo para llegar un lugar que para mí, no tuvo calificativo.

Subimos como siempre hasta un lugar llamado La Sabana, en todo este tiempo ese había sido el punto de llegada. Aún así, sabíamos que podíamos extender el sendero, los lugareños de la zona, algo nos habían contado.

En nuestro afán por conocer más de la montaña, hicimos un recorrido más largo pero, subir solas cuatro o cinco mujeres, nos generaba algo de miedo.

Hoy, sin mucha planificación y solo estando en compañía de dos mujeres más, decidimos emprender el nuevo viaje.

Como cosa de Dios, cuatro personas más transitaban por el mismo camino, conversamos un rato con ellos y sus experiencias por los caminos de la montaña nos generó mayor confianza para unirnos a su viaje.

Aquellos cuatro hombres ya los habíamos visto subir en otras oportunidades con herramientas de trabajo. Entre sus anécdotas contaron que se encontraban por allí construyendo una represa porque su intención es tomar algunos terrenos para sembrar. Dos de ellos son ingenieros, nos mostraron una toma de agua de manantial que ya había llevado hasta un punto de la montaña. Quedé asombrada porque me parece que ha sido una gran hazaña.

Vimos el punto con las tuberías, tomamos agua, era realmente fresca y cristalina, su temperatura muy fría.

Aquellas personas animadas no solo nos mostraban la ruta sino también su actitud proactiva, uno de ellos repetía siempre la frase: "querer es poder". Lo decía porque era difícil para nosotras entender, cómo en un lugar tan alto se puede tener ese deseo de emprender un negocio. Pero, allí estaban ellos, mostrándonos que cuando se quiere, se puede.

¡Dios! Cuánta belleza en un solo lugar, cómo creer que estábamos allí, disfrutando del viento, del aire puro, del agua fresca de manantial y de gente cordial y humilde como estos cuatro hombres.

Ver el cielo unirse a las montañas y a su vez a las vivienda era como uno de esos cuentos en los que no creemos. Lugares que transcienden los límites de la imaginación los tenemos allí, en cualquier espacio, en cualquier contexto.

Continuábamos la ruta y más impresionante era la vista desde aquel lugar frío y solitario. Un lugar tomados por muchos para realizar deportes extremos como el moto cross. Jamás se me hubiese ocurrido pensar que por esos caminos puedan llegar una motocicleta pero, Eduardo uno de los ingenieros aseguro que sí. De hecho vimos algunas viejas fogatas por varias partes.

Estas praderas inmensas forman parte de ese paisaje maravilloso. Naturaleza perfecta de la cual no me canso de hablar porque siempre, siempre nos sorprende con algo diferente.

La altura ya era notoria, la fuerte brisa y el silbido del viento anunciaban ese paraje que deseábamos conocer. Nos detuvimos varias veces para sentir la brisa, el olor de la montaña, el canto del viento, ver el sol resplandeciente e interactuar a su vez con el silencio.

¡Dios bendijo nuestro camino! Llegamos al punto esperado, a ese lugar con un nombre muy curioso La Planada de Pérez Jiménez un ex-presidente dictador de Venezuela. No sabemos el origen de este nombre pero quedé en conversar con alguna persona conocedora de la historia.

¡Senderismo de montaña, una experiencia única e inigualable!

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_{@belkisa758, fotografías de mi propiedad, tomadas desde mi teléfono Samsung J7}