El ente

Se levanta dispuesto a asesinar ese ente que no lo deja dormir y le habla dentro de su cabeza cosas terribles, que en muchas ocasiones ha logrado convencerlo.

Va hasta el espejo y se queda mirándolo fijamente, tiene los ojos rojizos, el pelo alborotado, una barba afeitada a la carrera y una boca que en vez de una sonrisa marca una mueca.

-Voy a acabar contigo monstruo.

El ente se ríe.

-Nunca podrás hacerlo, soy tu dueño, ¿O no te acuerdas cuando matamos ese niño que llegaba todos los días a pedir comida en la puerta?

-Yo no he hecho eso.

-Desentiérralo, está en el patio, junto al árbol de limón.

Hace lo que le dice.

Toma una pala y excava.

Allí está el niño muerto, solo queda la cuenca de los ojos en el cráneo.

Grita con todas las fuerzas de sus pulmones, ahora tiene más razones para terminar con él.

Toma un cuchillo largo y filoso que está en la cocina, va de nuevo hasta el espejo y allí está el ente con sonrisa burlona.

- ¿Lo encontraste? ¿Y a la mujer que estaba en el parque?

El mencionado lugar se encuentra muy cerca de su vivienda.

-Yo nunca voy al parque.

-Ese día fuiste, la golpeaste y trajiste a la casa.

-Esas son mentiras tuyas.

-Esa la enterraste junto al árbol de plátano que está casi al final de la cerca.

Va hasta el lugar y nuevamente cava y comprueba que es verdad lo dicho por el ente.

Se coloca las manos en la cabeza y llora, está seguro que él no hizo eso, sino que está incriminándolo.

No tendrá piedad, le cortará el cuello.

Cuando llega frente al espejo ya no está, lo llama.

- ¿Dónde te escondiste? No seas cobarde.

-No me encontrarás –escucha que le dice una voz.

-No podrás escapar de mí, no puedes salir de esta casa.

-Y tú tampoco. ¿Ya encontraste al gato que apuñalaste?

-Eso es mentira.

-Lo enterraste en el callejón y colocaste una cruz para rendirle homenaje, te acompañó siete años.

-Eso es mentira mi gato se fue y no supe más de él.

- ¿Por qué no te asomas a la ventana y ves la cruz?

-Si la ves te prometo que te dejo que me encuentres.

Como un autómata va hasta el lugar y la ve.

Grita.

-Asesinaste a mi gato, demonio del carajo. Nadie te salvará que te corte el cuello.

-No respondo de las consecuencias si haces eso.

Escucha la voz de nuevo en el espejo, lo ve allí y rápidamente toma el cuchillo y con fuerza se lo pasa de izquierda a derecha, cercenando la aorta.

Puede ver antes de morir que el ente se ríe mientras se desangra.

Días después consiguen la policía consigue el cuerpo y con horror descubren seis cadáveres enterrados en el patio de la casa, todos de indigentes que nadie había reportado como desaparecido.